POVEDA DE LAS CINTAS: ... LAS CIGÜEÑAS DE HOY....

... ¡LOS CUARTOS DE HOY!.

Creo que sólo el entusiasmo de mi buen amigo Pinxo consigue arrimar un poco de calor a la descafeinada Fiesta Povedana de los Quintos, en otro tiempo hito fundamental en la vida cotidiana de nuestro pueblo y de sana alegría para todos los vecinos. Y también de regocijo por cuanto, teniendo como principal objetivo distinguir a los mozos que entraban en "quinta", o bien utilizando otros término "servir a la patria", al día de hoy, fecha en la que se cumple el décimo aniversario en que se ha suprimido, ni hay quintos, ni tampoco ánimos suficientes para celebrarlo como en otros tiempos. Teniendo en cuenta que para resurgir una fiesta cuyo motivo fundamental era precisamente el de celebrar el inicio del cumplimiento de un deber que, en términos generales se consideraba dignificante, reticencias aparte, o como una obligación que honraba al que la cumplía.

La corrida de los gallos a lomos de un caballo era un poco como el símbolo de la virilidad que los "quintos" habrían de demostrar ante los tirios y troyanos de cada pueblo. Era el dogma con el que se aureolaba a los que habían alcanzado la edad que marcaba el momento de rendir el honroso galardón de "servir" al rey. Más, no es menos cierto que desde tiempo inmemorial para no pocos jóvenes la eventualidad de tener pendiente el cumplimiento de la "mili" les suponía un serio quebranto, biem fuera por la interrupción de sus estudios, bien en su puesto de trabajo, problema del que los jóvenes de hoy se han visto liberados. Enhorabuena para éstos.

Era tal la importancia del hecho de tener que cumplir la "mili" que así me explico el que, en el relevo del Secretario de un pueblo por jubilación, hecho real, por otro nuevo que acababa de llegar para sustituirle, al ver el primero que el recién llegado se encontraba muy nervioso revisando papeles, solemnemente le espetó: ¡"NO TE PREOCUPES HOMBRE, QUE EN EL AYUNTAMIENTO SÓLO HAY QUE TENER EN CUENTA DOS COSAS: LOS CUARTOS Y LOS QUINTOS!

Saludos para PINXO, y para JOM, y también para esas chicas que, con la mejor intención, llegado el crucial momento... ¡les faltó el valor!.

Mu bueno amigo EFE como siempre, ya me habían comentado que eras muy bueno escribiendó aqui se ve, se ve,, El otro día tomando algo con unos amigos, salio el comentario de como no teníamos, el nido de cigüeña en el campanario, como lo hay en muchos sitios, ya que como hace poco ha sido san blas cigüeña verás salio el tema. Bueno pues queria pedir al amigo EFE y JOM si quiere animarse y nos quiere hacer algún relato, comentario,, de que paso con el famoso nido, yo tengo entendido que un famoso cura mando quitarlo.

Un saludo

... LAS CIGÜEÑAS DE HOY.

Siendo yo niño, amigo Pinxo, la Fiesta de CORRER LOS GALLOS, denominación ésta que era la que todo los vecinos utilizaban para designarla, constituía sin duda alguna el espectáculo por antonomasia del martes de Carnaval, fecha elegida para tal evento, por lo que, dada la condición de ser fiesta variable por exigencias del calendario, de la Cuaresma y del Miércoles de Ceniza, en alguna ocasión que yo muy bien recuerdo ocurrió que hubimos de contemplarla poco menos que nevando. Por lo que sea, la climatología entonces era más extremada y dura que ahora. Y otros muchos aspectos de la vida cotidiana, también. Para qué vamos a engañarnos.

La fiesta de correr los gallos encierra toda una simbología de la época que nos tocó vivir, y es que, en cierto modo suponía una gesta en la que, al igual que en la alta aristocracia cada año celebraban la suya con un elegante baile de sociedad para presentar en él a las hijas de los pudientes en edad de merecer, en nuestro pequeño pueblo se presentaba a los quintos, mozos todos ellos de 19 años, aguerridos y bien plantados como representación de la nueva savia juvenil y orgullo del pueblo que los vio nacer exhibiendo su fuerza y su destreza mediante el espectáculo de correr los gallos.

Pero también tenía otros significados no menos interesantes: el mozo en cuestión que ese día habría de demostrar su agilidad y sus reflejos y por tanto su inteligencia, al galope de su caballo habría de acertar a cortar con su propia mano la cabeza del gallo ante el público que le jaleaba, acción nada fácil por supuesto en virtud de las condiciones exigidas para tal menester. Y si por casualidad era el primero en conseguirlo, era como haber alcanzado un valioso trofeo que a continuación exhibía sin bajarse de su cabalgadura ante el público expectante, pero sobre todo, ante las mozas que ese día lucían sus mejores galas. El jinete sabía que, en cierto modo, se jugaba no poco de su prestigio porque... entre otras cuestiones, entre aquellas mozas seguramente había alguna que él quería deslumbrar. Como gesto galante, a la elegida le dedicaba el testimonio del trofeo conseguido como prueba inequívoca de la presentación de credenciales. La expetación, ante el público, obviamente subía de tono.

Dejo para otro día la segunda parte de la fiesta de los quintos no menos interesante que la descrita porque, en ella, se pone de manifiesto toda la idiosincrasia de un pueblo aferrado a sus tradiciones, y que sólo el paso del tiempo y las circunstancias adversas en tantos aspectos la han hecho decaer hasta límites inevitables. La disminución de la población en más de dos tercios y el envejecimiento de la misma en razón a que la juventud ha emigrado en busca de otros horizontes más halagüeños, han sido su duda las causas.

Amigo Pinxo, aunque te parezca raro, todas esas emociones las traia la Fiesta de los Quintos y el correr los galloos el Martes de Carnaval de cada año. ¡Y no me olvido de tema de la cigüeña!.

Cordiales saludos a todos/as.
Respuestas ya existentes para el anterior mensaje:
... Y LAS VICISITUDES DE LOS DE HOY.

La segunda parte de la Fiesta de los Quintos comenzaba acto seguido del final de la propiamente dicha "Correr los Gallos", es decir, una vez apeados de los caballos y recogidas debidamente y con todos esmero las suculentas viandas que suponían la jugosa carne de aquellos hemosos "capones" heroicamente degollados en la plaza pública por los aguerridos mozos que, como bautismo de fuego, habían transpasado el umbral de su entrada en Quintas por la puerta grande, ... (ver texto completo)