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POVEDA DE LAS CINTAS: Hasta donde yo sé, amigo Pinxo, la Iglesia Parroquieal...

Recibamos como tal a Gárgola con todos los honores, y con mayor motivo si, como parece, es fémina. También me produce gran alegría la resurrección de Pinxo. A éste, me permito recibirle con un abrazo y un tirón de orejas. Con todo el afecto que te guardo, amigo Pinxo, Gárgola tiene razón. Claro que, ésta tampoco es manca ni tampoco parece tener pelos en la lengua. Lo de los caracoles no tiene desperdicio.

Bienvenidos ambos.

Hola gran conserje y gran amigo, veo sigues como siempre eso es señal andas bien me alegro, el otro día estuve tomando unas copas con yo no llamo gardel, hasta altas horas de la madrugada, fíjate cerramos bar, la echamos tan larga se estaba agusto, haber un día te animas tu y vienes. lo malo no quedo una cosa clara sabe usted, cuantas veces se callo iglesia y si alguna vez se quemo? Es curiosidad. Bueno un saludo y por aqui estoy socio

Hasta donde yo sé, amigo Pinxo, la Iglesia Parroquieal povedana, allá por los años 51-53, considerando qe se había quedado pequeña para albergar al vecindario, se decidió por quienes tenían poderes para ello, su ampliación, y a tal fin se levantó la cubierta del tejado y se derribó el muro lateral sur para construir uno nuevo, además de la totalidad de la cubierta antedicha, unos diez metros más hacia el exterior para ganar toda esa banda multiplicada por la longitud de la misma. Para ello, se encomendó dicha obra a unos contratistas de Cantalapiedra cuyo nombre desconozco, los cuales, en pocos meses lograron la transformación antedicha. Aparentemente toda una proeza de eficacia y rapidez, y aquí viene lo mejor, es decir, lo peor. Previéndose ya su próxima inauguración, se hablaba de fechas para la misma estimándose para ello la del Domingo de Ramos como la más apropiada. Afortunadamente y por causas imprevistas se demora la misma, y precisamente ese domingo de Ramos, sobre las 11 de la mañana aproximadamente, se derribó toda la techumbre por sí sola arrastrando todo lo que se encontraba debajo, así como todo el muro sur de nueva creazión. Afortunadamente, repito, no había nadie en el interior de la misma. El estruendo que formó al precipitarse fue espectacular. La nube de polvo que se formó, también, ya que fueron cientos de toneladas de escombros las que se fueron al suelo desde una altura considerable. Ésa fue la historia. La Iglesia nunca ha sufrido un incendio.

Y aquí viene lo importante de la historia: nada se sabe de los daños económicos causados y quien los sufragó. Entretanto, los oficios religiosos se venían celebrando en una panera propiedad de Valentina Cuadrado. Casi uno año después, la reconstruyeron otros albañiles de Cantalpino apodados "los Moralinas" que fuerón los que la dieron la forma actual. Y después, con motivo de la llegada de un cura nuevo, de mucho genio él, se construyó al lado la casa parroquial con donación popular, a petición del interesado, por supuesto. Tras lo dicho, alguien habrá estimado que el derrumbre previo a la inauguración fue un milagro de la Virgen del Castillo. En otros lugares, con menos motivos, ha sido elevado el acontecimiento a tal categoría.

Amigo Pinxo: esto es lo que yo recuerdo del acontecimiento.