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POVEDA DE LAS CINTAS: RECUERDOS IMPERECEDEROS DE OTRO TIEMPO....

RECUERDOS IMPERECEDEROS DE OTRO TIEMPO.

Si hay algo que simboliza a todo un pueblo como lo más representativo del mismo y del sentir de sus gentes, fundamentalmente en este particular caso de Poveda de las Cintas, es sin duda alguna la efigie de la fachada de su Ayuntamiento, lugar común de múltiples vivencias y circunstancias variopintas por cuanto no sólo han tenido lugar en él las que aparenta como tal Casa Consistorial, sino que, además, han concurrido en su recinto otras muy distintas y popularmente significativas relacionadas con acontecimientos y circunstancias de toda índole.

A los no nacidos en nuestro pueblo probablemente no les dirá nada o casi nada la fachada del Ayuntamiento, pero los que en él hemos visto las primeras luces de nuestra vida y por sus calles hemos corrido y pateado mil veces, y asimismo, hemos oído sin fallar un solo día las campanadas acompasadas de su orgulloso reloj, sentimos como si hubiera sido ayer aquellas múltiples vivencias, las sencillas emociones y lss sensaciones inolvidables de toda una época de nuestra infancia, incluso de nuestra adolescencia.

Y es que, en el particular caso del Ayuntamiento povedano, no solamente ha sido la Casa Consistorial el lugar donde se "ventilaban" las cuestiones estrictamente burocráticas de la administración local, sino que, además, inmediatamente de haber rebasado el umbral de la puerta de acceso, aparecía como parte principal de su estructura el llamado Salón del baile, habitáculo de unos doscientos metros cuadrados (quizá fueran menos pero a mí se me hacía así de grande), reservado para celebraciones de todo tipo como lugar de reunión social ó de diversión común, particularmente la antedicha de los bailes sociales de la época que tantos recuerdos habrá dejado en la mocedad de aquel tiempo. Pero también fue Sala de representaciones teatrales protagonizada por la afición local en no pocos casos, ó de carácter social de acceso libre para todo el vecindario. Los chicos de las escuelas también representamos allí alguna obra teatral de las cuales nos ocuparemos otro día.

Como uno más, aún recuerdo también aquel día de verano de los años cincuenta en que se celebró en él la ceremonia de la entrega de los títulos representativos de propiedad a los favorecidos por la concesión de los llamados huertos familiares, una parcelita de terreno extraído de los prados comunes, más o menos de unos 200 ó 300 metros cuadrados para cada uno de los vecinos agraciados. El acto se llevó a cabo en el Salón del Ayuntamiento y en presencia del Gobernador Civil de Salamanca, que hasta Poveda llegó en automóvil con chófer y banderín distintivo del cargo.

Aún recuerdo también cómo las esposas de los favorecidos, en señal de agradecimiento, habían preparado una suculenta merienda-banquete en una mesa larga cubierta de mantel blanco y frescas viandas con bebidas ocupando un lugar del mismo Salón para destinada a obsequiar a dicha Autoridad provincial y su séquito, pero el Sr. Gobernador desdeñó pomposamente el ofrecimiento largándose terminado el acto por el camino del Villar, sin probarla. La carretera aún no se había inaugurado.

Como vereis, bien merece la pena conservar esta fachada por lo que representa aunque sólo lo sea en fotografía, único testimonio de toda una época que tando dice de la de todo un pueblo de más de medio siglo de su historia y de su existencia.

Gracias, Adrián, por haberla mantenido. Un saludo afectuoso atodos los povedanos.