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POVEDA DE LAS CINTAS: En la homilía dominical de hoy, 10 de marzo, según...

Hace sólo unos meses, refería yo en el foro del noble pueblo del Villar de Gallimazo del cómo en lo antiguo asociábamos el sonido perceptible en Poveda del pitar del tren a su paso por la estación del Villar con generosas heladas nocturnas y la formación en los aleros de los tejados de los llamados por esta próspera tierra nuestra, chupateles o chupiteles.
No se hizo esperar mucho tiempo tu comentario para situar el pueblo del Villar al oeste de Poveda y contrariar lo por mi dicho asegurando casi con idénticas palabras a las empleadas por otro paisano hace poco tiempo en el bar del pueblo hablando de estos temas: "No, no hiela, cuando en Poveda llegaba el viento que procedía del Villar llovía sin remedio..."
En ningún momento de mi pobre discurso menciono el viento o relaciono causa efecto con su dirección. Hablo sí, de un fenómeno acústico que se origina cuando las capas superiores del aire son más calientes que las inferiores (circunstancias que se dan los días de helada) y las ondas sonoras en su ascensión rebotan en esta masa de aire caliente invirtiendo su curvatura hacia el suelo, propagandose el sonido a veces a varios kilómetros. Pero si en su ascensión encuentran una inversión térmica, es decir, capas de aire cuya temperatura sea inferior las ondas sonoras son desviadas ascendiendo en la atmósfera. Supongo que podrás rememorar toda esta información en cualquier libro de física para tu solaz de esta hermosa noche de finales de invierno de este año del Señor de 2013.
Es de imaginar que cualquier persona entendida podría demostrar con formulas y números la imposibilidad de oír el pitido de un tren a diez kilómetros de distancia poco antes de que la lluvia haga acto de presencia, cuando las capas superiores del aire están mas frías que las inferiores y las ondas sonoras son desviadas del suelo hasta un lugar indefinido en la atmósfera. De ahí mis dudas a tus afirmaciones y mi suponer que si oíste pitar el tren del Villar, pueblo situado al SSO (sur suroeste) o máximo SO (sur oeste) en ningún caso al oeste povedano, tal que afirmas, sería seguramente en invierno y por la noche.
No es fruto del capricho el afirmar que sería por la noche cuando escuchabas los pitidos del tren: resulta que por la noche el aire que nos rodea es más frío que las capas superiores y se produce el efecto que menciono al principio, permitiendonos oír sonidos que no escuchamos durante el día. Por otra parte, el cerebro humano ya de por sí caprichoso, está entrenado para potenciar unos sentidos cuando nos falta o no usamos otros. Así, por la noche con la escasez de luz las pupilas se contraen, vemos menos y se agudiza el oído, o, cerrando los ojos al comer apreciamos mejor el sabor de los alimentos.
Por todo lo expuesto anteriormente: insisto, oyendo en Poveda el tren del Villar hiela esa noche, independientemente de la dirección del viento. Aunque por lo general no hiela nunca si hace viento.
Otro día si te apetece hablaremos del "mayo", que me parece mucho mayo incluso para los mozos povedanos. Y no es que les falte disposición o fuerza para poner en pie una viga de 40 ó 50 metros de longitud o diez veces más larga si hiciera falta: es que las especies de árboles, chopos o álamos, que crecen en nuestro paraje nunca superan los 22 ó 25 metros de altura ni siquiera en otras zonas de tierras más ricas.
Hablando de fuerza, y para que veas el poderío de la gente povedana. Cuentan, que vivió en Poveda un señor que tenía un burro terriblemente obstinado, y a pesar de lo terco del rucio, éste hablaba al animal con buenos modales acompañando sus palabras con gestos indicativos de la dirección a tomar, hasta que cansado el paisano ante la insistencia del animal en tomar el camino equivocado, elevando el tono de voz le dijo al asno en tono amenazante: a inteligencia me ganarás, pero a fuerza bruta, no. Y apeandose del jumento se cargó a hombros el burro para emprender ambos la dirección correcta.

Me despido ya con un afectuoso abrazo y el deseo de que pases una feliz semana.

¡Ah!, la fotografía fue tomada el 10/06/2009, a las 21:14 horas, según consta en la información de la fotografía original. Pero puede no ser así dependiendo de la perspectiva humana.

Adrián

En la homilía dominical de hoy, 10 de marzo, según el Evangelio de San Lucas, ésta se correspondía con la del "EL HIJO PRÓDIGO" y su regreso al hogar paterno. Honestamente: me ha dado una alegría el tuyo. ¡No sabes cómo celebro tu vuelta a este ruedo de papel!. Comprendo que, por obvias razones familiares, has mantenido durante un tiempo un prudencial silencio. La página web de Poveda es más tuya que de nadie. Y te necesita. Se te recibe en ella, pues, con los brazos abiertos.

Entrando en materia: Las excelentes explicaciones técnicas con las que has presentado la difusión de los sonidos a través del éter, es algo que no acostumbramos a leer por estos pagos y menos aún en esta página rural. Enhorabuena, Adrián. Los sonidos que procedían de la estación del ffcc. de Cantalpino o del Villar, son frases que oí más de alguna vez. Y aún varias más en relación con las tormentas, el tipo de nubes, etc. etc. Ciertamente con fraseología y sabiduría rural y campestre, que era y es la más comprensible.

Fruto de aquellas sapiencias es la de que, como habrás podido comprobar, el cálculo de la hora que he realizado basándome en la proyección de la luz solar sobre las paredes de una calle povedana, tras cincuenta años de ausencia, casi doy en el pleno como acierto. Eso te indica hasta qué punto conocía yo a mi pueblo y cómo absorbía mi atención desde niño todo lo que con él se relacionaba.

En cuanto a los 40 metros de longitud de la viga del mayo, claro que lo he multiplicado por dos. Pero es que, cuando yo discutía de chaval con los de otros pueblos, siempre me dejaban chico comparándonos con el suyo, siempre lo del suyo era más grande y mejor. ¡A ver quien es capaz de tener una viga de 40 metros, coño!. Perdón por tomarme esta licencia.

Un abrazo y te repito: sé bienvenido. EFE.