Nunca la historia povedana fuera testigo de acontecimiento tan singular, variopinto y jocoso como el que aquí nos relata el ilustre cronista de la villa, Monsieur Gardel, en esta misma ínsula Barataria hace tan sólo unos días, al informarnos con la agudeza que le caracteriza de la singular historia trágica protagonizada por unos infelices garrapillos -cochinillos los llaman por otros lares- los cuales, en la ciudad de Vallesa padecían cárcel encerrados en una caja de cartón inmundo sin juicio previo y sin luz por estar debajo de una cama, decisión unilateral del dueño de la marrana cuya imprevisión en la cuenta del parto le cogió de improviso sin disponer de pocilga adecuada, evento para el que fue requerido de inmediato el ilustre arquitecto de nuestra ciudad, Don Natalio González Sánchez, que raudo se prestó a dar solución al evento, si bien es cierto que en detrimento de la mansión de Paulino, cuya historia, que deriva de la anterior, dejamos para otro día, porque ésta si que tiene enjundia.