![La calle más estrecha del mundo](/fotos_reducidas/6/2/2/00606622.jpg)
Jueves 7 de noviembre de 2013. San Herculano de Perugia, obispo y mártir
Decires povedanos
Hoy es jueves, buen día pa las mujeres
que los maridos se marchan a Peñaranda
y ellas hacen lo que quieren.
Y así fue durante cientos de años, miles quizá, hasta que el progreso y la modernidad nos dispersó por las tierras de medio mundo, nos tracamundó las costumbres y cambio el rumbo primario del universo hasta dejarnos en lo que somos.
Prácticamente cada mañana de los jueves de su vida, y, otros antes que él: con el sombrero calado hasta las cejas, una pajilla de la escoba de cabezuela de barrer las cuadras colgada de la comisura de los labios y la mano suspendida por el pulgar de la faja de varias vueltas de lienzo moreno, le decía el señor Pedro "Pirundis" a su esposa la señora Brígida: Chacha, saca el burro que me voy a Peñaranda. Y de Peñaranda llegaban en las alforjas: las alpargatas para Pedrito, el refajo de labores para Brígida, un helado para su niña, que no recuerdo ahora el nombre, y casi todo lo necesario para las casas de entonces. Pero, llegó el progreso y cambió nuestras vidas para siempre.
Hoy es la mujer quien, como queriendo tomar posesión del mundo con la mano extendida para que se seque la capa de barniz de las uñas, un pitillo encendido en la comisura de los labios y una gorra de visera de los Boston Red Sox, le dice al marido: Chacho, saca el coche que me voy al Tormes, (un centro comercial a unos kilómetros de Poveda). Y del Tormes llegan a Poveda en el maletero: la Wii del niño, la lámpara sable doble filo de Star Wars para el dormitorio de la niña o el martillo que necesita el marido para el bricolage de una mesa que anda haciendo con palets.
Y no es que esté en contra de los avances de la humanidad en este último siglo, que algo bueno tendrá, pero yo que he visto el antes y el después, el cambio tan radical en tan poco tiempo, el sin vivir de la humanidad por ser y por tener, su precipitada carrera hacia ninguna parte, no puedo por menos de decir: San Herculano de Perugia, obispo y mártir, ruega por nosotros.
Decires povedanos
Hoy es jueves, buen día pa las mujeres
que los maridos se marchan a Peñaranda
y ellas hacen lo que quieren.
Y así fue durante cientos de años, miles quizá, hasta que el progreso y la modernidad nos dispersó por las tierras de medio mundo, nos tracamundó las costumbres y cambio el rumbo primario del universo hasta dejarnos en lo que somos.
Prácticamente cada mañana de los jueves de su vida, y, otros antes que él: con el sombrero calado hasta las cejas, una pajilla de la escoba de cabezuela de barrer las cuadras colgada de la comisura de los labios y la mano suspendida por el pulgar de la faja de varias vueltas de lienzo moreno, le decía el señor Pedro "Pirundis" a su esposa la señora Brígida: Chacha, saca el burro que me voy a Peñaranda. Y de Peñaranda llegaban en las alforjas: las alpargatas para Pedrito, el refajo de labores para Brígida, un helado para su niña, que no recuerdo ahora el nombre, y casi todo lo necesario para las casas de entonces. Pero, llegó el progreso y cambió nuestras vidas para siempre.
Hoy es la mujer quien, como queriendo tomar posesión del mundo con la mano extendida para que se seque la capa de barniz de las uñas, un pitillo encendido en la comisura de los labios y una gorra de visera de los Boston Red Sox, le dice al marido: Chacho, saca el coche que me voy al Tormes, (un centro comercial a unos kilómetros de Poveda). Y del Tormes llegan a Poveda en el maletero: la Wii del niño, la lámpara sable doble filo de Star Wars para el dormitorio de la niña o el martillo que necesita el marido para el bricolage de una mesa que anda haciendo con palets.
Y no es que esté en contra de los avances de la humanidad en este último siglo, que algo bueno tendrá, pero yo que he visto el antes y el después, el cambio tan radical en tan poco tiempo, el sin vivir de la humanidad por ser y por tener, su precipitada carrera hacia ninguna parte, no puedo por menos de decir: San Herculano de Perugia, obispo y mártir, ruega por nosotros.