¿Tienes un negocio?
Ha de pasar Vicente Cachín a la historia y leyenda del noble pueblo de Poveda de las Cintas por haber comprado una gabardina a plazo en Bilbao.
Corrían en Poveda los 60 y a falta de ocupación los lugareños decidieron emigrar, los unos definitivos y los otros por temporada buscaban trabajo allí donde la oportunidad se les presentara. Formaban cuadrillas estos últimos y se desplazaban temporalmente donde según los rumores podían encontrar trabajo.
Una de las cuadrillas formada por Dámaso, Vicente Cachín, Faustino, Luis el Mingo y otros marcharon a Burgos y después Vitoria para la recogida de la patata que antes se hacia todo el proceso a mano. Tras la campaña de Burgos y camino de Vitoria pararon unos días en Bilbao, donde al parecer por el clima y por las modas del momento entonces estaban muy de moda la gabardinas.
Compró Vicente Cachín una gabardina a un señor de maletín en tres cómodos plazos que las vendía a domicilio por las fondas donde hospedaron la cuadrilla de povedanos y en el tiempo que pasaron en Bilbao pagó dos plazos Vicente del montante de la gabardina. Se disponía la cuadrilla a continuar viaje a Vitoria cuando esperando en la estación la partida del tren una voz firme y bien templada dijo:
- ¡Vicente Cortés!
- ¡Presente!, aseguran que dijo Vicente.
- Haga usted el favor de quitarse la gabardina.
-Pero, es que ya he pagado dos plazos.
-Para quitarle las manchas, que ha puesto usted en dos días la gabardina hecha una pena.
Desde entonces se dice en estas tierras nuestras: todo nuestro gozo, metido en un pozo.
Corrían en Poveda los 60 y a falta de ocupación los lugareños decidieron emigrar, los unos definitivos y los otros por temporada buscaban trabajo allí donde la oportunidad se les presentara. Formaban cuadrillas estos últimos y se desplazaban temporalmente donde según los rumores podían encontrar trabajo.
Una de las cuadrillas formada por Dámaso, Vicente Cachín, Faustino, Luis el Mingo y otros marcharon a Burgos y después Vitoria para la recogida de la patata que antes se hacia todo el proceso a mano. Tras la campaña de Burgos y camino de Vitoria pararon unos días en Bilbao, donde al parecer por el clima y por las modas del momento entonces estaban muy de moda la gabardinas.
Compró Vicente Cachín una gabardina a un señor de maletín en tres cómodos plazos que las vendía a domicilio por las fondas donde hospedaron la cuadrilla de povedanos y en el tiempo que pasaron en Bilbao pagó dos plazos Vicente del montante de la gabardina. Se disponía la cuadrilla a continuar viaje a Vitoria cuando esperando en la estación la partida del tren una voz firme y bien templada dijo:
- ¡Vicente Cortés!
- ¡Presente!, aseguran que dijo Vicente.
- Haga usted el favor de quitarse la gabardina.
-Pero, es que ya he pagado dos plazos.
-Para quitarle las manchas, que ha puesto usted en dos días la gabardina hecha una pena.
Desde entonces se dice en estas tierras nuestras: todo nuestro gozo, metido en un pozo.