VOLVAMOS AL MOLINO.
No me resisto a volver sobre el archisobado tema del Molino de la Concha al contemplar, una vez más, la vista que del mismo nos regala la fotografía de Gardel, y también, una vez más, debo decir que, remontándonos a esa fecha de 1752, es decir, a la de hace más de dos siglos y medio según el dato que nos facilita Povedano a través del propio Gardel, al cual se remite éste en su escrito del pasado 24 de julio, (a las 15 horas y 17 minutos, referencia en la que más bien parece decirnos que a esa hora tiene la salida el AVE para Barecelona), tras contemplar por enésima vez esas paredes desnudas del edificio que lo albergaba dibujando un rectángulo horadado por los seis esbeltos huecos de cinco ventanas y una puerta, rematados en la parte superior por arco de medio punto en base de ladrillo macizo de cara vista, si duda alguna, además de su prestancia para la época a que se remonta su construcción de más de dos siglos, no me aguanto las ganas de proclamar una vez más el dato de que todos los indicios apuntan a que, las fechas a que se remonta, los medios disponibles y al costo de su construcción entonces y en aquel lugar, que además llevaba añadido el del cauce hasta empalmar con el rio y el de la también construcción de la presa, que había base y materia prima -el agua- para tan costosa operación destinada exclusivamente a explotación industrial, se supone que por rendimientos económicos, de la molienda de cereales.
Tanto por razón de la foto como por la de los datos aportados, le daremos las gracias a Gardel, quien, como de costumbre, aunque sea regañándonos, cumple diligentemente con su deber de colaboración espontánea una vez más. Otro día nos referiremos a la segunda parte del mismo escrito, del que yo desconocía la tragedia ocurrida con anterioridad a la de Vianor Pescador Moralejo.
No me resisto a volver sobre el archisobado tema del Molino de la Concha al contemplar, una vez más, la vista que del mismo nos regala la fotografía de Gardel, y también, una vez más, debo decir que, remontándonos a esa fecha de 1752, es decir, a la de hace más de dos siglos y medio según el dato que nos facilita Povedano a través del propio Gardel, al cual se remite éste en su escrito del pasado 24 de julio, (a las 15 horas y 17 minutos, referencia en la que más bien parece decirnos que a esa hora tiene la salida el AVE para Barecelona), tras contemplar por enésima vez esas paredes desnudas del edificio que lo albergaba dibujando un rectángulo horadado por los seis esbeltos huecos de cinco ventanas y una puerta, rematados en la parte superior por arco de medio punto en base de ladrillo macizo de cara vista, si duda alguna, además de su prestancia para la época a que se remonta su construcción de más de dos siglos, no me aguanto las ganas de proclamar una vez más el dato de que todos los indicios apuntan a que, las fechas a que se remonta, los medios disponibles y al costo de su construcción entonces y en aquel lugar, que además llevaba añadido el del cauce hasta empalmar con el rio y el de la también construcción de la presa, que había base y materia prima -el agua- para tan costosa operación destinada exclusivamente a explotación industrial, se supone que por rendimientos económicos, de la molienda de cereales.
Tanto por razón de la foto como por la de los datos aportados, le daremos las gracias a Gardel, quien, como de costumbre, aunque sea regañándonos, cumple diligentemente con su deber de colaboración espontánea una vez más. Otro día nos referiremos a la segunda parte del mismo escrito, del que yo desconocía la tragedia ocurrida con anterioridad a la de Vianor Pescador Moralejo.