¡Qué pena! No son las ruinas de Pompeya, pero casi. Para quienes contemplamos en su día el cuerpo íntegro del edificio sobre las los pilares que son su sustento, cuando uno era aún niño, y el molino desarrollaba a pleno rendimiento la misión para la que fue construido, cuya elegancia y buen gusto en su construcción a base de material noble, ladrillo cara-vista, completando el conjunto con esos airosos arcos de medio punto del mismo material, indudablemente conforman un conjunto de cierta elegancia y vistosidad arquitectónica, particularmente teniendo en cuenta la época en que se llevó a cabo la construcción y el lugar donde está emplazado, en plena campiña frondosa entonces y sobre una desviación del río de nuestro pueblo que inocentemente creíamos entonces era el auténtico Guareña por su abundante caudal, el cual, a las pruebas me remito, alimentaba la presa abundantemente, conformando el conjunto molinero. Además de su elegancia para la actividad industrial que desarrollaba, parece competir con el paisaje y el buen gusto.! Lástima haberlo dejado convertirse en ruinas, por desidia o por lo que sea!.