POR DESGRACIA, LO DE CATALUÑA Y EL ARTÍCULO 155, AÚN NO HA TERMINADO.
En sendas intervenciones del que suscribe en este mismo Foro, (11-09-17, 16-09-17, 20-09-17 y 21-10-17), todas ellas relacionadas con el tema del dichoso artículo 155 de la Constitución y su aplicación por el Gobierno, y por otra, parte las pretensiones independentistas de los catalanes, es decir, de una parte de ellos que afortunadamente no es toda, la cuestión en general está muy lejos de haberse resuelto pese al resultado de las elecciones celebradas el pasado día 21 de diciembre actual, cuya interpretación no ha resuelto, ni con mucho, la situación política en que ha desembocado. Y en este fracaso hay responsabilidades imperdonables, tanto para el Gobierno pese a su plena entrega en resolver la situación, pero muy particularmente y con plena responsabilidad para los que hoy presumen de haber obtenido el título que, en virtud de las mayorías obtenidas en las elecciones les corresponde.
Las recientes elecciones catalanas, indican antes de nada una tendencia separatista que es inalterable y patológica, a pesar de todo lo que ha sucedido en los últimos cuatro meses. En efecto, no han logrado cambiar un ápice la posición de los mismos demostrándose así que la mitad de la población es de naturaleza tribal y no admiten, como en las sociedades modernas, el trasvase del voto según las circunstancias, lo que pone de manifiesto que todos los intentos que se han hecho para evitar esta patología, cuales son el rechazo internacional, y especialmente europeo, hacia una fantasiosa república y ahí están para ratificarlo la huida de capitales y empresas, la fractura de la sociedad y, por último, las actuaciones del Tribunal Constitucional y del Poder Judicial, actuaciones éstas que parecen no haber servido para nada, pues las elecciones las han vuelto a ganar los separatistas.
Pero a mi modo de ver, la cosa viene de atrás, ya que, a la vista de cómo se han desarrollado durante los últimos cuatro años, no se puede soslayar la pasividad del Gobierno y la deplorable utilización a destiempo y de forma incompleta del artículo 155 pues no sólo no se ha frenado esta corriente sino que, incluso, se ha fomentado. El último cartucho gubernamental no consistía en dejar que el problema los resolviesen las elecciones convocadas, particularmente teniendo en cuenta dos cuestiones: la primera, que muchos independentistas honrados y racionales dejarían su posición radical. ya sea absteniéndose de votar, bien votando a otro partido que no reivindicase la independencia, es decir, como consecuencia de los escándalos y de la conducta presuntamente delictiva que han llevado a cabo muchos dirigentes del "procés". Y por otra, que se podía derrotar a los nacionalistas con el concurso de los miles de electores que se sienten españoles, además de catalanes, tal y como se comprobó en la masiva manifestación por la unidad de España del 8 de octubre. A tal fin se creyó que era necesario una participación de más del 80 por ciento, lo que, si de por sí ya es problemático, lo es más aún cuando cuando las elecciones, como ha ocurrido en este caso, se han celebrado en un día laborable. Esto, a nuestro entender, ha sido un error garrafal al haberse celebrado inmediatamente después de la aplicación del artículo 155, en lugar de haber esperado esperado, al menos seis meses para limpiar primero el palomar toda vez que, de acuerdo con las normas electorales se tiene como límite, tal la convocatoria de los comicios, un plazo de 60 días para celebrarlos, y por ello, que el domingo que correspondía era el día 24, pese a ser la Nochebuena. Por ello, se celebraron el jueves anterior pese a la duda de saber si la participación hubiera sido mayor en una jornada dominical.
Dada la trascendencia del asunto, CONTINUARÁ. Un saludo y Felices Navidades.
En sendas intervenciones del que suscribe en este mismo Foro, (11-09-17, 16-09-17, 20-09-17 y 21-10-17), todas ellas relacionadas con el tema del dichoso artículo 155 de la Constitución y su aplicación por el Gobierno, y por otra, parte las pretensiones independentistas de los catalanes, es decir, de una parte de ellos que afortunadamente no es toda, la cuestión en general está muy lejos de haberse resuelto pese al resultado de las elecciones celebradas el pasado día 21 de diciembre actual, cuya interpretación no ha resuelto, ni con mucho, la situación política en que ha desembocado. Y en este fracaso hay responsabilidades imperdonables, tanto para el Gobierno pese a su plena entrega en resolver la situación, pero muy particularmente y con plena responsabilidad para los que hoy presumen de haber obtenido el título que, en virtud de las mayorías obtenidas en las elecciones les corresponde.
Las recientes elecciones catalanas, indican antes de nada una tendencia separatista que es inalterable y patológica, a pesar de todo lo que ha sucedido en los últimos cuatro meses. En efecto, no han logrado cambiar un ápice la posición de los mismos demostrándose así que la mitad de la población es de naturaleza tribal y no admiten, como en las sociedades modernas, el trasvase del voto según las circunstancias, lo que pone de manifiesto que todos los intentos que se han hecho para evitar esta patología, cuales son el rechazo internacional, y especialmente europeo, hacia una fantasiosa república y ahí están para ratificarlo la huida de capitales y empresas, la fractura de la sociedad y, por último, las actuaciones del Tribunal Constitucional y del Poder Judicial, actuaciones éstas que parecen no haber servido para nada, pues las elecciones las han vuelto a ganar los separatistas.
Pero a mi modo de ver, la cosa viene de atrás, ya que, a la vista de cómo se han desarrollado durante los últimos cuatro años, no se puede soslayar la pasividad del Gobierno y la deplorable utilización a destiempo y de forma incompleta del artículo 155 pues no sólo no se ha frenado esta corriente sino que, incluso, se ha fomentado. El último cartucho gubernamental no consistía en dejar que el problema los resolviesen las elecciones convocadas, particularmente teniendo en cuenta dos cuestiones: la primera, que muchos independentistas honrados y racionales dejarían su posición radical. ya sea absteniéndose de votar, bien votando a otro partido que no reivindicase la independencia, es decir, como consecuencia de los escándalos y de la conducta presuntamente delictiva que han llevado a cabo muchos dirigentes del "procés". Y por otra, que se podía derrotar a los nacionalistas con el concurso de los miles de electores que se sienten españoles, además de catalanes, tal y como se comprobó en la masiva manifestación por la unidad de España del 8 de octubre. A tal fin se creyó que era necesario una participación de más del 80 por ciento, lo que, si de por sí ya es problemático, lo es más aún cuando cuando las elecciones, como ha ocurrido en este caso, se han celebrado en un día laborable. Esto, a nuestro entender, ha sido un error garrafal al haberse celebrado inmediatamente después de la aplicación del artículo 155, en lugar de haber esperado esperado, al menos seis meses para limpiar primero el palomar toda vez que, de acuerdo con las normas electorales se tiene como límite, tal la convocatoria de los comicios, un plazo de 60 días para celebrarlos, y por ello, que el domingo que correspondía era el día 24, pese a ser la Nochebuena. Por ello, se celebraron el jueves anterior pese a la duda de saber si la participación hubiera sido mayor en una jornada dominical.
Dada la trascendencia del asunto, CONTINUARÁ. Un saludo y Felices Navidades.