¡DECÍAMOS AYER....:
Refiriéndonos a lo que dejó escrito el personaje de referencia a lo cual añadió lo siguiente el mismo día: "Los partidos políticos no reparan en gastos internos porque el 90 por ciento de lo que derrochan se paga a través de las subvenciones directas o indirectas de las cuatro Administraciones: la central, la autonómica, la provincial y la municipal. Además, han recibido ingresos, que ellos mismos deciden, por cada voto obtenido. por cada diputado o senador conseguido, incluso por cada elector que figura en el censo, amén de sufragar a cargo del Estado los más diversos gastos de las campañas electorales. Como complemento de todas estas cifras del despilfarro hay que añadir que la clase política nos ha endeudado en más de 800.000 millones de euros. Solo los intereses que pagamos por esa deuda se elevan, números redondos, a los 40.000 millones, cantidad similar a la que destinamos para pagar el presupuesto de todo los Ministerios.
El abuso de los partidos -y de las centrales sindicales se puede decir lo mismo- no termina ahí. La ciudadanía sufraga las numerosas prebendas de los políticos, dietas, jubilaciones, atención sanitaria, ayuda para el transporte y la biblia en pasta damasquinada. Dejamos aparte la corrupción,, que crece pero que no está generalizada. La clase política española, en general, es mediocre y voraz pero no corrupta. Como todas las cifras y otras muchas han ido trascendiendo, la opinión pública considera que los partidos políticos se han convertido en el tercero de los diez grandes problemas que atosigan a los españoles. Los ciudadanos aborrecen a los partidos políticos. Mucho cuidado. Eso ocurrió ya en el primer tercio del siglo pasado y el resultado de la repulsa generalizada fue el "estalinismo" en Rusia, el "nazismo" en Alemania, el "fascismo" en Italia y el "salazarismo" en Portugal.
El comportamiento de los partidos políticos, en fin, parece haberse convertido ya en escándalo nacional. Si sus dirigentes no se dan cuenta del rechazo que provocan con semejantes actuaciones y al tiempo no se regeneran desde dentro, se enfrentarán un día no lejano a un estallido de la indignación popular. No obstante, entiendo yo, que el pesimismo que representa el cariz de lo expuesto salido del pensamiento de un ilustre personaje que se expresa en los términos que preceden, si bien cabe entender dada su alta formación que no estará exento de toda razón como fruto de su experiencia y sus vivencia en el ámbito social que le ha tocado vivir, todo ello nos hace pensar que no estamos precisamente para tirar cohetes con la actual situación política. ¡Ojalá nos equivoquemos y que, a las puertas ya del nuevo Año 2019!, todo esto se resuelva o al menos cambie en lo fundamental.
¡Saludos a la povedanía con el deseo de que tengan un Feliz año 2019!.
Refiriéndonos a lo que dejó escrito el personaje de referencia a lo cual añadió lo siguiente el mismo día: "Los partidos políticos no reparan en gastos internos porque el 90 por ciento de lo que derrochan se paga a través de las subvenciones directas o indirectas de las cuatro Administraciones: la central, la autonómica, la provincial y la municipal. Además, han recibido ingresos, que ellos mismos deciden, por cada voto obtenido. por cada diputado o senador conseguido, incluso por cada elector que figura en el censo, amén de sufragar a cargo del Estado los más diversos gastos de las campañas electorales. Como complemento de todas estas cifras del despilfarro hay que añadir que la clase política nos ha endeudado en más de 800.000 millones de euros. Solo los intereses que pagamos por esa deuda se elevan, números redondos, a los 40.000 millones, cantidad similar a la que destinamos para pagar el presupuesto de todo los Ministerios.
El abuso de los partidos -y de las centrales sindicales se puede decir lo mismo- no termina ahí. La ciudadanía sufraga las numerosas prebendas de los políticos, dietas, jubilaciones, atención sanitaria, ayuda para el transporte y la biblia en pasta damasquinada. Dejamos aparte la corrupción,, que crece pero que no está generalizada. La clase política española, en general, es mediocre y voraz pero no corrupta. Como todas las cifras y otras muchas han ido trascendiendo, la opinión pública considera que los partidos políticos se han convertido en el tercero de los diez grandes problemas que atosigan a los españoles. Los ciudadanos aborrecen a los partidos políticos. Mucho cuidado. Eso ocurrió ya en el primer tercio del siglo pasado y el resultado de la repulsa generalizada fue el "estalinismo" en Rusia, el "nazismo" en Alemania, el "fascismo" en Italia y el "salazarismo" en Portugal.
El comportamiento de los partidos políticos, en fin, parece haberse convertido ya en escándalo nacional. Si sus dirigentes no se dan cuenta del rechazo que provocan con semejantes actuaciones y al tiempo no se regeneran desde dentro, se enfrentarán un día no lejano a un estallido de la indignación popular. No obstante, entiendo yo, que el pesimismo que representa el cariz de lo expuesto salido del pensamiento de un ilustre personaje que se expresa en los términos que preceden, si bien cabe entender dada su alta formación que no estará exento de toda razón como fruto de su experiencia y sus vivencia en el ámbito social que le ha tocado vivir, todo ello nos hace pensar que no estamos precisamente para tirar cohetes con la actual situación política. ¡Ojalá nos equivoquemos y que, a las puertas ya del nuevo Año 2019!, todo esto se resuelva o al menos cambie en lo fundamental.
¡Saludos a la povedanía con el deseo de que tengan un Feliz año 2019!.