REFLEXIONES QUE SE NOS VIENEN A LA MENTE EN SITUACIONES COMO LA INDESEABLE DEL "CORONA VIRUS"..
En plena campaña del indeseable "corona-virus", es obvio que, a quienes verdaderamente afecta, independientemente del hecho fundamental, cual es el de la salud, por vía indirecta de perjudicado, es también el de las dificultades económicas que afectan en otro sentido, pero muy fundamentalmente al mundo del trabajo. es decir, al de todos los que no tienen otro medio de lograr el sustento vital de los suyos que no sea aquél que procede de su esfuerzo personal e ingenio laboral exclusivamente, es decir, en que procede del mundo laboral. Comparándolo con otros tiempos felizmente superados, no quiero ni pensar si tal epidemia hubiera tenido lugar en los años cuarenta-cincuenta del siglo pasado por cuanto, entonces: a), No había Seguridad Social (Decreto 2065 1974); b), ni Salario Mínimo; c), ni Estatuto de los Trabajadores, (Ley 8/1980); d), ni Convenio Colectivo, e), ni Subsidio de Desempleo; f), ni cualesquiera otra defensa del trabajador por cuenta ajena ante la pérdida del puesto de trabajo por cierre temporal o definitivo de la empresa; o bien porque los dirigentes de la misma ésta lo consideraran oportuno. Así era la situación de aquella otra época en los años cuarenta-cincuenta, en relación con los de hoy. Afortunadamente, hoy, podemos disfrutar de una situación más acorde y solidaria, sobre todo con lo humano, es decir, que, al menos, en la desgracia y en la miseria, todos nos sintamos comprometidos con la ayuda a los más débiles.
Confiando en que esto pase pronto, especialmente en lo que se refiere a la salud, pero también en lo de conseguir el suficiente bienestar social y laboral para que tan desagradable situación como la presente en todos, los órdenes, nos permita alcanzar cuanto antes, la salud y la situación económica pertinente. Esto está resultando bastante más feo de lo que parecía al principio.
En plena campaña del indeseable "corona-virus", es obvio que, a quienes verdaderamente afecta, independientemente del hecho fundamental, cual es el de la salud, por vía indirecta de perjudicado, es también el de las dificultades económicas que afectan en otro sentido, pero muy fundamentalmente al mundo del trabajo. es decir, al de todos los que no tienen otro medio de lograr el sustento vital de los suyos que no sea aquél que procede de su esfuerzo personal e ingenio laboral exclusivamente, es decir, en que procede del mundo laboral. Comparándolo con otros tiempos felizmente superados, no quiero ni pensar si tal epidemia hubiera tenido lugar en los años cuarenta-cincuenta del siglo pasado por cuanto, entonces: a), No había Seguridad Social (Decreto 2065 1974); b), ni Salario Mínimo; c), ni Estatuto de los Trabajadores, (Ley 8/1980); d), ni Convenio Colectivo, e), ni Subsidio de Desempleo; f), ni cualesquiera otra defensa del trabajador por cuenta ajena ante la pérdida del puesto de trabajo por cierre temporal o definitivo de la empresa; o bien porque los dirigentes de la misma ésta lo consideraran oportuno. Así era la situación de aquella otra época en los años cuarenta-cincuenta, en relación con los de hoy. Afortunadamente, hoy, podemos disfrutar de una situación más acorde y solidaria, sobre todo con lo humano, es decir, que, al menos, en la desgracia y en la miseria, todos nos sintamos comprometidos con la ayuda a los más débiles.
Confiando en que esto pase pronto, especialmente en lo que se refiere a la salud, pero también en lo de conseguir el suficiente bienestar social y laboral para que tan desagradable situación como la presente en todos, los órdenes, nos permita alcanzar cuanto antes, la salud y la situación económica pertinente. Esto está resultando bastante más feo de lo que parecía al principio.