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POVEDA DE LAS CINTAS: De Rosa Montero, en el Pais Semanal: "Al principio...

¡SE LLAMABA NATALIO!.

Hoy es un día triste para mí y para todos los que le conocíamos y le tratábamos. Por ello, antes de dar respuesta a las distintas cuestiones que aquí se formulan y me afectan, quiero hacer llegar a la esposa de NATALIO GONZÁLEZ SÁNCHEZ (q. e. p. d.) y a todos sus hermanos, mi más sentido pésame ante la irreparable pérdida de su persona. De haber tenido conocimiento del deceso, obviamente me hubiera desplazado a acompañarle en su último y definitivo viaje sin regreso para rendir el homenaje a la amistad que me merecía y al aprecio que mutuamente compartíamos.

Si en nuestro pueblo había alguien que podría representar la integridad moral, la seriedad en el trabajo, la inteligencia en el que él desarrollaba como propio, amante como el que más de lo bien hecho, y bravío en el mejor de los sentidos como en verdad lo son y han sido todos los miembros de la familia de los "justinos", tanto los que ya se fueron como los que aún perviven. Era y es gente que honraba y honra a su pueblo.

La última vez que me desplacé a Poveda, en agosto de este mismo año, yo me dirigí expresamente hasta tu domicilio al saber que se encontraba enfermo. Como siempre, me recibió con esa alegría debordada que le daba caráacter a pesar de su enfermedad. Nadie esperábamos que se fuera tan pronto. Descansa en paz Natalio. Antes de dar respuesta a alusiones directas o indirectas que sobre mi persona se formulan en esta página, me ha parecido más oportuno rendir este modesto homenaje a quien lo merecía.

Repito: Mi más sentido pésame a esa esposa y a esa familia.

De Rosa Montero, en el Pais Semanal: "Al principio creí que era un montaje, una más de las mentiras de internet, pero era verdadera y fue publicada el 3 de junio en El Progreso de Lugo. Hablo de esa famosa esquela que se hizo viral; tras anunciar la muerte de doña XXX, decía: “Siguiendo mis principios y mi particular manera de decir las cosas, dispongo que: ya que hace mucho que mi familia no es de sangre, impongo mi última voluntad para que sólo se deje asistir a mi funeral, en el tanatorio, iglesia y cementerio, a las personas que menciono a continuación”. Ahí nombraba a 15 hombres y mujeres, y añadía: “Al resto de gente que jamás se preocupó durante mi vida, les deseo que sigan tan lejos como estuvieron”. Quince amigos es un número respetable. ¿Cuántos podrías citar tú? Si no doy el nombre de la mujer, que, por supuesto, venía en la esquela, es porque no quiero participar en el linchamiento público de los parientes de la finada sin saber lo que ha sucedido. En cualquier caso es una historia conmovedora y desde luego triste, porque ahí ha habido mucho dolor; de XXX, si el abandono fue real; y también de los familiares, si fue imaginario (a veces nos creamos nuestros propios infiernos). Yo prefiero pensar lo mejor de esa mujer bravía, capaz de saltarse todas las convenciones. Prefiero creer que murió muy viva, arropada por el cariño de sus amigos, sosegada por su decisión de no permitir la presencia de unos tipos que para ella sólo vendrían a hacer el paripé como unos hipócritas. Qué pedazo de personaje ha tenido que ser doña XXX. Pero lo que más me interesa de la esquela es ese reconocimiento de la familia no de sangre. A veces tienes suerte (yo la tengo) y mantienes con tus parientes un amor perdurable y profundo; pero los amigos también son tu familia, eso desde luego. Unos amigos, que por cierto no nacen como setas en el bosque propicio, sino que hay que invertir mucho tiempo en ellos: hay que cultivarlos y trabajarlos. No todas las personas están dispuestas a hacerlo, o quizá no puedan, o tal vez no sepan. En un reciente reportaje de Irene Sierra en El País leo que, según un estudio de análisis de datos YouGov, el 30% de los mileniales (los nacidos entre 1981 y 1995) dicen sentirse solos siempre o a menudo. Algo estamos haciendo muy mal cuando hay tantas personas en la plenitud de la edad que se sienten aisladas..."
La Señora XXX es todo un personaje con carácter.