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POVEDA DE LAS CINTAS: UNA VEZ MÁS, A NUESTRO BENEMÉRITO CAÑO VIEJO....

UNA VEZ MÁS, A NUESTRO BENEMÉRITO CAÑO VIEJO.

Mi querido Viejo Caño: Hoy, que me siento romántico no sé por qué, quería decirte que aún tenemos los povedanos pendiente de amortizar una vieja deuda, cual es la de que no hemos sabido o no hemos querido agradecer a tiempo tus largos y magnánimos servicios con la largueza que mereces. Puede que resulte triste admitirlo, pero es así.

Por de pronto, no hemos querido reconocer que fuiste el primer distribuidor de democracia interna mientras tuviste vida. Con toda probabilidad, quien lea esto dirá " ¿pero qué estupideces está diciendo este tío"?. Pues sí, querido amigo, será una estupidez más de las muchas que prodigamos a lo largo de nuesta vida, ¡qué le vamos a hacer!, pero en esta cuestión yo me encuentro identificado con el patrocinio de la misma. Y dicho esto, paso a decir por qué.

Este feo y humilde armatoste de ladrillos llamado Caño Viejo, unidos con cal, cemento, y algún pedrusco más con el que, el albañil que compuso la armadura del mismo, se las apañó para sujetar y protejer un cilindro de poco más de un par de centímetros de diámetro llamado caño, y asimismo el depósito que previamente la almacena, bendito sea el quehacer de aquel artista con paleta habida cuenta que logró que fluyera el mejor líquido elemento que yo conocí, el cual, mira por donde, ¡oh milagro!, es igual para todos, no discrimina a nadie, ni a ricos ni a pobres, a todos sirve con la misma generosidad y calidad. Y de cantidad, tanta como necesiten. He ahí un ejemplo de democracia mantenida durante largos años, hasta que ha muerto de pena.

Veamos por qué: los más ricos podrían degustar mejores y más ricas viandas, vestir indumentarias más lujosas, ocupar suntuosas viviendas más confortables, presumir de más "pedigrí" y algunas cosas más, pero en cuanto al agua que habrían de beber, ésta era igual para todos de rica, de sabrosa y de saludable. Y además, era y es la única que resulta imprescindible para la vida. Obviamente, salvando la metáfora, el agradecimiento pendiente es para aquellos buenos povedanos que acertaron a aflorar este chorro de salud, respecto del cual, jamás hemos sabido quienes fueron sus autores, y tampoco los de la iniciativa que sacaron adelante el que no se perdiera.

Saludos a todos mis paisanos/as.

Querido Caño Viejo: