HABLEMOS CLARO (II).
Quienes estábamos en la creencia de que toda una treintena de años de vigencia de la Constitución Española, y otros tantos y uno más de la Ley 46/1997 de Amnistía, habrían conseguido la erradicación de todo vestigio relacionado con posibles diferencias políticas entre ciudadanos españoles, al parecer estábamos inmersos en un craso error toda vez que, según manifiesta en este mismo lugar un ciudadano que cree hallarse en posesión de la verdad, semejante afirmación histórica respaldada por las más altas instancias de la Nación y del Ordenamiento Jurídico, han fallado estrepitosamente en una de las finalidades pretendidas consideradas como esenciales.
Y para que no quepa duda, así lo manifiesta en su alegato por escrito y con carácter público quien así lo asegura, pero no ya sólo en cuanto al contenido de la Carta Magna y de la referida Ley, sino que, según el criterio expuesto, es poco menos que papel mojado. Y que, por ello, sigue habiendo por ahí individuos sueltos que amenazan con la pistola que les facilitó en su día la desaparecida entidad política conocida como movimiento nacional, eso sí, una vez que hubieren jurado sus principios. Increible, pero cierto.
En suma, que según tal aserto, constituyen un peligro por cuanto amenazan o pueden amenazar con tal arma a otros ciudadanos en virtud de la impunidad que les proporciona tal identidad. Yo, en su lugar, iría de inmediato a la Comisaría de Policía más cercana, o bien al Juzgado de Guardiamás próximo, a denunciar a todo aquél que se encontrara en semejante situación, en virtud del peligro que potencialmente representa o puede representar para la convivencia ciudadana.
Eferino: Como la letra de aquella vieja copla: "Que las campanas me doblen si te falto alguna vez". (Continuará).
Quienes estábamos en la creencia de que toda una treintena de años de vigencia de la Constitución Española, y otros tantos y uno más de la Ley 46/1997 de Amnistía, habrían conseguido la erradicación de todo vestigio relacionado con posibles diferencias políticas entre ciudadanos españoles, al parecer estábamos inmersos en un craso error toda vez que, según manifiesta en este mismo lugar un ciudadano que cree hallarse en posesión de la verdad, semejante afirmación histórica respaldada por las más altas instancias de la Nación y del Ordenamiento Jurídico, han fallado estrepitosamente en una de las finalidades pretendidas consideradas como esenciales.
Y para que no quepa duda, así lo manifiesta en su alegato por escrito y con carácter público quien así lo asegura, pero no ya sólo en cuanto al contenido de la Carta Magna y de la referida Ley, sino que, según el criterio expuesto, es poco menos que papel mojado. Y que, por ello, sigue habiendo por ahí individuos sueltos que amenazan con la pistola que les facilitó en su día la desaparecida entidad política conocida como movimiento nacional, eso sí, una vez que hubieren jurado sus principios. Increible, pero cierto.
En suma, que según tal aserto, constituyen un peligro por cuanto amenazan o pueden amenazar con tal arma a otros ciudadanos en virtud de la impunidad que les proporciona tal identidad. Yo, en su lugar, iría de inmediato a la Comisaría de Policía más cercana, o bien al Juzgado de Guardiamás próximo, a denunciar a todo aquél que se encontrara en semejante situación, en virtud del peligro que potencialmente representa o puede representar para la convivencia ciudadana.
Eferino: Como la letra de aquella vieja copla: "Que las campanas me doblen si te falto alguna vez". (Continuará).