"LA VENGANZA DE DON MENDO"
Todo puede comenzar como comenzaban los cuentos que de pequeño nos relataban a la lancha de la lumbre.
Erase un Rey que se creía dueño de todo. Durante siglos le habían dicho que él era el Rey de la creación, que todo estaba a su servicio y que podía disponer de ello a su antojo. Para ello quiso poner su trono sobre toda la faz de la tierra y desde hace siglos comenzó a entablar una guerra sin cuartel contra todo el resto de seres que le acompañan en la aventura de la vida. Con su audacia, astucia e inteligencia fue conquistando espacios, modificando hábitat y desplazando todo ser viviente que se interpone en su camino.
Su fuerza e inteligencia le ha puesto en la cúspide desde la cual gobierna por sí y para sí todo lo que le rodea sin dejar apenas algunas migajas para el resto de seres vivos.
El camino no ha sido fácil y no digo yo que no merezca ocupar la posición que tiene.
Durante determinadas etapas se las ha tenido que ver con su propia extinción. En origen por amenazas de otros depredadores, después por los muchos periodos que se ha vuelto imbécil peleándose consigo mismo (la posesión y el dominio de los recursos naturales ha causado guerras espantosas entre los que hemos sido hechos "a imagen y semejanza del creador"), y una tercera vía, sin duda la más peligrosa, por esos seres "también de la creación" que no vemos y que se empeñan en vivir de nosotros a costa de nuestra salud. Curiosamente lo mismo que nosotros hacemos con otros animales.
Desde el principio de los tiempos el hombre se ha movido por cuatro pulsiones: Comer, beber, tener y poseer. Tanto la comida como la bebida son elemento básico y fundamental para la simple vida. Una vez que esa etapa está cubierta, el tener cosas, animales o personas como allegadas, e incluso dando un paso más, como posesión de nuestros afectos o sentimientos donde vernos realizados (unos en mayor o menor medida que otros) tan solo deseamos la "calma chicha" de la vida para poder disfrutar de ello y seamos sinceros, nos importa un pimiento quien no lo consiga y el precio que haya que pagar para ello.
Pues mira tu por donde, en el jodio cuento, también hay bichitos (que no vemos, porque si los viésemos ya le habíamos dicho cual era su sitio) que sin que queramos saberlo también quieren lo mismo que nosotros:"Ser los Reyes del mambo".
Esperemos, como ha ocurrido hasta ahora, salir airosos del nuevo reto que la lucha por la supervivencia nos depara.
Por cierto. ¿Alguno de vosotros llegó a pensar que un bichito tan pequeño llegase a tenernos acojonaos a media humanidad? Yo no. Pero ahora comienzo a comprender en toda su extensión ese refrán tan castellano. "Que me quiten lo bailao".
Que el bichito nos haga mejores para disfrutar del tiempo futuro.
Un saludo para todos. Rober
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