A pesar de encontrarnos en invierno y del consiguiente frío de la época, las cigüeñas ya no emigran en busca de territorios más cálidos y con facilidad para alimentarse. Ahora se quedan en sus "casas" en lo alto de los campanarios de la iglesias, en los altos árboles o en postes habilitados para que hagan sus nidos. A pesar de nuestras quejas sobre el frío y el calor, quizá, observando a estas aves no deberíamos quejarnos tanto, pues si ellas no se van puede que los rigores del clima no sean tan ... (ver texto completo)