El domingo de Pascua, de buena mañana, he recorrido a pie todo el pueblo sin apenas encontrarme a nadie. Al final una señora que vive habitualmente en Burgos pero que es de San Pedro me ha indicado la casa de Juventino y Delfina, enfrente del Albergue. He sacado pelicula de todo el recorrido, incluso del estanco que fue de la abuela Gabriela. Por último me he encontrado un señor de 85 años que es el que abre la Iglesia y no ha sabido darme razón. Siempre guardaré un hermoso recuerdo de este pueblo, parte del cual llevo en mi sangre.