El Caprichoso vuelo de la Falena de San Pedro del Valle
Murfi era ese tipo de murciélago noctámbulo que no veía nada bien. Pasaba más hambre que el Lazarillo del Tormes. Para poder sobrevivir había desarrollado su particular método emitiendo chillidos a modo de ondas ultrasónicas. Estas ondas chocarían contra la falena Fali, su mejor-peor amiga-enemiga y cuando éstas chocaran contra el apetitoso cuerpecillo del insecto, él percibiría su rebote con el desarrollado radar, la localizaría y ¡zas!... merienda al canto.
Fali, era una de esas falenas simpáticas y despreocupadas que compartía con Murfi su gusto por las noches. Para no ser cazada por el siempre malintencionado murciélago, había desarrollado igualmente su particular sistema acústico defensivo. Éste le permitía detectar los ultrasonidos lanzados por su devorador, su distancia y velocidad.
En la noche de San Juan, Murfi salió dispuesto a todo, hacía días que no llevaba a su estómago ni una miga de pan; comenzó a lanzar chillidos como un loco para que alguna de sus ondas chocara contra el blandito cuerpo de Fali. La falena, que como todas las noches salió de marcha, detectó los ultrasonidos del hambriento depredador, su distancia y velocidad; rápidamente transformó su vuelo regular en otro caprichoso difícil de entender para quien no se siente en situación tan comprometida. Con sus increíbles piruetas salvó su preciosa vida.
Firmado: Chibús
Nota de nuestra pandilla: Al llegar a casa con el alba, encontramos a un murciélago tiritando de hambre y frio en la puerta, lo recogimos, le dimos un vaso de leche, una pastilla de chocolate y dejamos abierta la ventana. Cuando despertamos, el volador ya no estaba…los científicos afirman que fue entonces cuando se hizo mamífero… y fue amigo de todas las falenas.
Murfi era ese tipo de murciélago noctámbulo que no veía nada bien. Pasaba más hambre que el Lazarillo del Tormes. Para poder sobrevivir había desarrollado su particular método emitiendo chillidos a modo de ondas ultrasónicas. Estas ondas chocarían contra la falena Fali, su mejor-peor amiga-enemiga y cuando éstas chocaran contra el apetitoso cuerpecillo del insecto, él percibiría su rebote con el desarrollado radar, la localizaría y ¡zas!... merienda al canto.
Fali, era una de esas falenas simpáticas y despreocupadas que compartía con Murfi su gusto por las noches. Para no ser cazada por el siempre malintencionado murciélago, había desarrollado igualmente su particular sistema acústico defensivo. Éste le permitía detectar los ultrasonidos lanzados por su devorador, su distancia y velocidad.
En la noche de San Juan, Murfi salió dispuesto a todo, hacía días que no llevaba a su estómago ni una miga de pan; comenzó a lanzar chillidos como un loco para que alguna de sus ondas chocara contra el blandito cuerpo de Fali. La falena, que como todas las noches salió de marcha, detectó los ultrasonidos del hambriento depredador, su distancia y velocidad; rápidamente transformó su vuelo regular en otro caprichoso difícil de entender para quien no se siente en situación tan comprometida. Con sus increíbles piruetas salvó su preciosa vida.
Firmado: Chibús
Nota de nuestra pandilla: Al llegar a casa con el alba, encontramos a un murciélago tiritando de hambre y frio en la puerta, lo recogimos, le dimos un vaso de leche, una pastilla de chocolate y dejamos abierta la ventana. Cuando despertamos, el volador ya no estaba…los científicos afirman que fue entonces cuando se hizo mamífero… y fue amigo de todas las falenas.