Es cierto lo llevé al
altar y lo he vuelto a ver ahora a los 55 años.
No ha sido dejadez. La vida, los trabajos, nos separan.
José, quiero que sepas que nunca me he olvidado de ti. Incluso, en una ocasión, cuando conté que tenía un ahijado, todos quedaron anonadados. Pregunté a mucha gente dónde estabas, como te iba la vida y tu tío de
Santiz, cuando le pedí hace años tu teléfono, me lo sirvió y me dijo: “Si va por allí le llame que se alegrará”
No podía menos que tomar una caña contigo y no
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