Conozca la
historia de los burros
El burro o asno (Equus africanus asinus) es un animal doméstico de la
familia de los équidos. Los ancestros salvajes africanos de los burros fueron domesticados por primera vez a principios del V milenio a. C., prácticamente al mismo tiempo que los
caballos de Eurasia, y desde entonces han sido utilizados por el hombre como animales de carga y como cabalgadura. La aparición de la maquinaria agrícola ha supuesto un descenso considerable en sus poblaciones.
En un principio los burros domésticos fueron clasificados como una especie, Equus asinus, y se mantuvo durante mucho tiempo esta clasificación. Al demostrarse que los asnos domésticos y los salvajes africanos, Equus africanus, pertenecían a una misma especie tenían que tener el mismo nombre científico. Generalmente en casos como éste se aplicaría el principio de prioridad usado en la nomenclatura científica, que establece que debe permanecer como nombre específico el primero en haber sido registrado, siendo asinus el más antiguo. Pero la Comisión Internacional de Nomenclatura Zoológica determinó en 2003 en la Opinión 2027 que los asnos domésticos, al igual que otras 17 especies domesticadas, debía nombrarse como su variedad salvaje, Equus africanus, y por lo tanto los burros domésticos debían nombrarse como la subespecie Equus africanus asinus.[2] Esta decisión se tomó para evitar la paradoja de que linajes anteriores, los silvestres, fueran nombrados como subespecies de sus descendientes.
Los asnos se clasifican dentro del orden de los perisodáctilos, perteneciendo a la familia de los équidos, a la que también pertenecen el
caballo (Equus ferus caballus), el onagro o el kulán (Equus hemionus), el kiang (Equus kiang) y las cebras, en la todos están estrechamente emparentados al pertenecer todos al único género superviviente, Equus.
Descripción
Semental de asno de raza andaluza-cordobesa.
Los burros varían considerablemente de tamaño. La mayoría de los burros domésticos tienen una talla que oscila entre 0,9 y 1,4 m hasta la
cruz, aunque hay variedades mayores como la raza andaluza-cordobesa que puede superar los 1.6 m o el burro catalán que llega a los 1,65 m. La coloración y longitud de su pelo también es muy variable. Su
color más habitual es el gris en todos sus tonos, llegando hasta el blanco y el negro, y también son habituales las tonalidades pardas. A menudo tienen el pelaje alrededor del morro, la zona periocular y el vientre de tonos más claros o blanco y con frecuencia presentan dos franjas oscuras en forma de cruz en su espalda. Sus crines son más cortas que las de los caballos por lo que permanecen encrespadas en lugar de caer sobre el cuello.
Pollino de 3 semanas.
Los burros son más longevos que los caballos, llegando a vivir hasta los 40 años. Alcanzan la madurez sexual entre los 2 y 2,5 años. El apareamiento puede producirse en cualquier época del año, aunque generalmente no se produce durante la
primavera. La gestación dura entre 12 y 14 meses, que producirá normalmente una sola cría, raramente dos, que será destetada cuando tenga entre 6 y 9 meses.
Los burros se adaptaron para vivir en los márgenes de los desiertos, y como resultado de ello tienen características únicas entre los équidos. Los asnos salvajes viven separados unos de otros al contrario que los caballos y cebras que viven en manadas. Los burros son capaces de emitir rebuznos a un volumen muy alto que les permite mantenerse en contacto a distancia, hasta los tres kilómetros. Sus largas orejas le sirven tanto para percibir mejor los sonidos como para poder disipar mejor su calor corporal. Los burros tienen un sistema digestivo resistente, menos propenso a los cólicos que los caballos, lo que les permite consumir mayor diversidad de plantas y extraer
agua del alimento de forma muy eficiente. En promedio los burros necesitan menor cantidad de alimento que los caballos de tamaño y peso equivalente, todo ello les permite vivir en zonas inaccesibles para sus parientes más exigentes alimenticiamente.
Burro colombiano.
Los burros en la
naturaleza se defienden dando fuertes coces con sus patas traseras, cosa que siguen haciendo los domésticos cuando son importunados, y también pueden golpear con las patas delanteras y dar mordiscos
Historia
Burro en una pintura egipcia datada entre 1298-1235 a. C.
Los ancestros de los burros domésticos son las subespecies de asnos salvajes africanos nubia y somalí.[4] [5] Los asnos salvajes se domesticaron alrededor del 5.000 a. C. Los burros se convirtieron en uno importantes animales de carga para las gentes que vivían en las regiones de
Egipto y Nubia ya que son capaces de acarrear entre el 20% y el 30% de su peso corporal, y también se usaron como arar y para ser ordeñados. Para 1800 a. C. los burros ya se habían extendido a oriente medio, donde la ciudad comercial de Damasco es denominada la «ciudad de los asnos» en textos cuneiforme.
Kílix griego con un sátiro sobre un burro, datado alrededor del 510 a. C.
Los antiguos griegos asociaron los burros al dios Dioniso. Los
romanos también usaron los burros como animal de carga en todo su imperio y además estaba consagrado a Príapo, por las dimensiones de su falo, a quien era ofrecido en sacrificio, porque según la leyenda este dios había matado uno en la expedición de Baco a las Indias por haber tenido la insolencia de disputarle el
premio de la fuerza.
Los équidos se habían extinguido del continente americano al final de la última glaciación. Los caballos y los burros fueron introducidos en América por los conquistadores españoles. La primera aparición del burro en el nuevo mundo se produjo en 1495, cuando Colón llevó en su expedición cuatro machos y dos hembras. Y posteriormente los colonos europeos fueron importaron burros de diversas variedades tanto de
España como de
Francia, principalmente con el cometido de ser usados para producir mulas. Además de sus uso tradicional en la
agricultura y el transporte los burros fueron usados a partir del siglo XIX en la minería
Con la aparición de la maquinaria agrícola y los medios de transporte modernos los burros empezaron a usarse cada vez menos desde comienzos del siglo XX en los países ricos, aunque empezaron a usarse para el turismo y como mascotas y siguen siendo usados como animales de trabajo en los países en desarrollo. Las variedades miniatura son las más apreciadas como mascotas en contra de la tendencia del pasado cuando se valoraba más a los burros de mayor tamaño que podían ser usados para producir mulas grandes y fuertes.
Aprovechamiento económico
Ejemplar de burro zamorano-leonés en
Asturias.
Desde comienzos de la historia, los burros han sido utilizados en Europa, Asia y África para trasladar cargas, tirar de
carros y transportar personas. A pesar de no ser tan rápidos y fuertes como los caballos, su mantenimiento es menos costoso, tienen una gran resistencia y una larga vida y son más ágiles en terrenos abruptos e irregulares que los caballos. Continúan siendo de crucial importancia económica en muchos países en
vías de desarrollo.
Los burros tienen una larga reputación por su terquedad, pero esto se debe a la mala interpretación de algunas personas de su instinto de conservación altamente desarrollado. Es difícil forzar a un burro a hacer algo que contradiga sus propios intereses. Son animales inteligentes, cautelosos, amistosos, juguetones e interesados en aprender. Una vez que se haya
ganado su confianza pueden ser buenos compañeros en trabajo y recreación; por esta razón ahora son comúnmente conservados como mascotas en algunos países, en donde su uso como animales de carga ha desaparecido. También son populares por pasear niños en algunos lugares turísticos y de recreación.
En países prósperos el bienestar de los burros, tanto en su
casa como en el exterior, se ha vuelto recientemente una preocupación y se han instalado algunos
santuarios para burros veteranos.[cita requerida]
Los burros también son criados para consumir su carne que forma parte de la gastronomía de algunas regiones de España y países como Chi