Para embellecer a las
mariposas, la
naturaleza las engalanó con sus más preciados tesoros. La extraordinaria variedad de
colores, las irisaciones, los
reflejos metálicos, la suavidad aterciopelada de estos
insectos,, hacen resaltar más la elegancia de su vuelo... Las mariposas (en términos científicos: lepidópteros) parecen haber sido creadas para realzar la belleza de las praderas, bosques y
jardines. Son seres de vida efímera. Se reproducen en cantidad considerable y su instinto infalible las guía para elegir los lugares más convenientes donde depositar sus huevos. Pasará un año desde la puesta hasta que aparezca el
insecto en forma de
mariposa. Sin embargo, en ciertas especies de mariposas diurnas puede haber dos generaciones de
primavera a primavera. Estos insectos sufren metamorfosis completa (transformaciones que sufren los insectos, los batracios y algunos peces, desde que salen del huevo hasta el estado adulto) y pasan por cuatro fases: huevo, larva, crisálida e individuo adulto.
La palabra crisálida indica la forma que toma la larva (oruga) antes de transformarse en mariposa,. y a veces también se llama así el capullo que encierra la larva. En ciertas especies, la mariposa sale del capullo después de una o dos semanas de letargo. También existen lepidópteros que se transforman en crisálidas estando a la intemperie, suspendidos de la rama de un
árbol por medio de un hilo de seda. La permanencia de muchas mariposas en la funda que ha tejido la oruga para transformarse, puede durar hasta dos meses. Las hembras ponen sus huevos, nunca mayores que una cabeza de alfiler, en un lugar elegido con tal acierto que la cría, cuando nace, tiene a su alcance los alimentos convenientes. Poco tiempo después de la puesta, la mariposa hembra muere.
Todos hemos visto orugas, pero no todos sabemos que esas larvas que crecen tan rápido cambian cuatro o cinco veces de piel. Su boca es extraordinaria: está provista de dos mandíbulas tan cortantes, que no se le resisten
flores, hojas ni
frutos, y a veces tampoco la madera.
La oruga termina de alimentarse cuando completa su crecimiento, y busca entonces un lugar para transformarse; allí teje su capullo, que sujeta cuidadosamente a alguna rama. Por la boca, la oruga segrega un hilo resistente con el que
fabrica su morada impermeable.
El capullo será su
refugio y el laboratorio donde, sin instrumentos quirúrgicos, la naturaleza cumplirá la más maravillosa de las metamorfosis.
Para transformarse en crisálidas (imagen), ciertas orugas buscan refugio en alguna fisura de la madera o bajo una hoja cuyos bordes unieron previamente. Los lepidópteros están provistos de dos alas y su cabeza está coronada por un par de antenas de largo muy variable. Tienen dos ojos compuestos, es decir, constituidos por miles de pequeños ojos tubulares. Su boca es una trompa en espiral, extremadamente flexible, que utilizan para bombear de lo más profundo de las flores la materia azucarada (néctar) con que se alimentan.
Las alas, que son la parte más hermosa de su cuerpo, están cubiertas por ambos lados de microscópicas escamas de fantásticos colores y fáciles de separar. Ese polvillo que queda pegado en nuestros dedos cuando tomamos una mariposa, está formado por escamas que, observadas al microscopio, presentan formas inesperadas (dientes de serrucho, conos o pirámides). Sobre las alas del insecto se disponen de tal manera que producen la impresión de un verdadero revestimiento de
mosaicos esmaltados.
Los colores de las escamas se deben a distintas capas de células exteriores, más o menos ricas en materias colorantes. Pero las irisaciones se deben a la descomposición de la luz cuando atraviesa películas muy delgadas, tal como ocurre en las pompas de jabón.
La coloración de las mariposas varía según la región de origen, el clima y la alimentación. Las de tonos más deslumbrantes proceden de las zonas tropicales.
La oruga es, con sus poderosas mandíbulas, un animal destructor. En cambio, la mariposa, que posee sólo una trompa, es un insecto exclusivamente chupador y por lo tanto inofensivo. Al volar de
flor en flor para alimentarse, las mariposas —así como las abejas y otros insectos— desempeñan un importante papel en la reproducción de las plantas, pues fecundan a la flor que visitan con el polen que se adhirió a su cuerpo al introducirse antes en otras flores.
Para descansar, las mariposas diurnas levantan verticalmente sus alas hasta unirlas; cuando éstas son de un solo
color: azules, blancas o amarillas, nos hacen pensar en pequeños veleros sobre un océano verde. Por el contrario, las mariposas
nocturnas se abrigan bajo sus alas como si éstas fueran un
manto. Existen múltiples variedades de lepidópteros, y sus
costumbres difieren enormemente.
30/09/2011 EMILIO ZARZA JUAN