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Descripción de la higuera breval:
La higuera (Ficus carica L.) es un árbol típico de secano en los países mediterráneos. Su rusticidad y su fácil multiplicación hacen de la higuera un frutal muy apropiado para el cultivo extensivo.
Siempre ha sido considerado como árbol que no requiere cuidado alguno una vez plantado y arraigado, limitándose el hombre a recoger de él los frutos cuando maduran, unos para consumo en fresco y otros para conserva.
Las únicas higueras con cuidados culturales esmerados, en muchas comarcas, son las brevales, por el interés económico de su primera cosecha, la de brevas.
Las higueras pertenecen a la familia de las moráceas; son árboles o arbustos de madera blanda, de hojas grandes, verdes y brillantes por el haz y grises y ásperas por el envés.
Sus flores, unisexuadas, están distribuidas por la superficie interna de un receptáculo lobuloso abierto en un extremo (ojo); este receptáculo, tras la fecundación, se hincha y se vuelve carnoso, formando una masa rica en materias azucaradas: el conjunto es un fruto múltiple (sicono), la breva o el higo.
El denominado fruto de la higuera (infrutescencia) es blando, de gusto dulce, en cuyo interior, de color encarnado y blanco, se alojan lo que, aparentemente son semillas pequeñas, pero que en realidad son verdaderos frutos. Aparece cubierto exteriormente por una piel verdosa, negra o morada, según las diversas variedades.
2. Variedades de higo o breva:
Las higueras comúnmente cultivadas se clasifican en dos grupos, según den una o dos clases de frutos al año.
Higueras bíferas o reflorecientes, llamadas brevales, breberas o bacoreras, que dan frutos en junio-julio (brevas) y en agosto-septiembre-octubre (higos).
Higueras comunes, propiamente dichas, que sólo dan una cosecha (higos) en agosto-septiembre.
* Higueras breveras, brevales o bacoreras
Son las más apreciadas y las únicas cuyo cultivo se va extendiendo.
En estos árboles, algunos higos cada año no llegan a madurar en otoño y se conservan durante el invierno para hacerlo en el verano si­guiente.
Las brevas tienen un alto valor comercial por su tama­ño, superior al de los higos, su aspecto atractivo y por las fe­chas en que maduran, con fácil comercialización en fresco.
Estos frutos se forman sobre madera vieja, del año anterior, en donde pasan el invierno como pequeños botones, situándose dos, tres o cuatro por ramo, pudiendo llegar hasta siete.
Estas higueras dan una segunda cosecha, la de higos, a partir de agosto. Estos frutos se forman sobre la brotación del mismo año. Los higos son del mismo color que las brevas pero de tamaño más pequeño. De sabor más dulce pero con menor aroma. En el comercio en fresco tiene menor valor que las brevas.
Las variedades cultivadas en el sureste de España por orden de importancia son Colar, Goina y Ñoral.
* Higueras comunes
Son las que dan sólo higos, nor­malmente desde agosto hasta finales de octubre. Entre las numerosas variedades existentes y cultivadas igual­mente en el Sureste de España tenemos:
- Verdal
- Blanca
Las principales variedades de higueras cultivadas en España son:
Entre las brevales o breveras destacan:
- Colar (grande, piel negra)
- Goiña (cuello púrpura, resto piel negra, forma alargada)
- Ñoras (blanco-verdosas)
Entre las ordinarias:
- Blancas tempranas
- Melares
- Blanca de Maella
- Napolitana
- Verdal
- Burjasot
- Cuello de Dama
- Pellejo de Toro
- Fraga (esta última destinada a obtener higos pasas, procede de la comarca oscense del mismo nombre).
3. Clima y suelo:
La higuera tolera bien las altas y las bajas temperaturas vegetando con normalidad. Se encuentran higueras en coma o regiones muy variadas, de climas diversos.
Sin embargo cultivo comercial de la higuera requiere unas condiciones cl ticas específicas. Los frutos de mayor valor en el mercado las brevas y éstas varían muchísimo de precio entre ser tempranas o tardías.
Por otra parte, la humedad excesiva y las lluvias frecuentes perjudican enormemente la calidad de los frutos. ello el cultivo de la higuera, principalmente la brevera, sólo reviste interés en zonas de clima benigno en invierno y caluroso en verano, con precipitaciones escasas, es decir, clima medite­rráneo cálido y seco.
Es uno de los árboles más resistentes a la sequía. Cuando ésta es intensa permanece en estado de reposo desarrollando pocas hojas y no dando frutos.
Es muy poco exigente en suelos (crece en los pedregosos y áridos), pero para dar cosecha de calidad los requiere con alto contenido en calcio y que no sean demasiado húmedos. Es árbol muy sensible a la podredumbre radicular.
4. Plantación:
Los marcos empleados son muy variables.
En cultivo extensivo, marco real de 8 x 8 y actualmente, en cultivo intensi­vo con marcos de 5 x 5 o aún más intensos si se ponen higueras sólo, ya que lo más frecuente es asociar este cultivo con al­mendros o granados.
La tendencia actual es plantar espeso, con mayor número de árboles por unidad de superficie, con el fin de lograr mayores producciones unitarias, con más facilidad de recolección al ser los árboles más pequeños de copa.
No obstante sigue habiendo muchos árboles en hileras, puestos en los márgenes de los bancales dedicados a otros cultivos, con portes elevados al estar en marcos anchos y beneficiarse de operaciones culturales que se prodigan a los cultivos básicos, tales como cítricos, almendros u hortícolas diversos.
5. Poda:
Es una especie frutal que requiere pocas podas y aclareos. Las higueras sueltas o «marginales» apenas si se podan. Solamente se le cortan las ramas secas o estropeadas.
En las plantaciones regulares o uniformes es aconsejable:
*Realizar limpias periódicas (especie de aclareo de ramas), procurando siempre evitar que las higueras crezcan excesi­vamente y los frutos no se puedan recoger desde el suelo, sin necesidad de subir a los árboles. Para ello cortaremos en enero, con hacha, las ramas demasiado altas.
*Eliminar algunos «ojos» (yemas) en enero-febrero, prác­tica llamada «desroñar», para favorecer el engorde de las bre­vas situadas al final del tallo.
Las podas ligeras o nulas favorecen la producción de bre­vas de junio-julio, pero perjudica la cosecha de higos de otoño, pues hay una cierta incompatibilidad entre ambas producciones. Por ello las breveras no suelen cultivarse para higos frescos o para secar.
6. Fertilización y riego:
Las higueras no suelen abonarse directamente. Se benefician enormemente de los elementos nutritivos que se incorporan para fertilizar los cultivos asociados. El árbol agradece mucho el abonado nitrogenado en cuanto a su desarrollo vegetativo pero los frutos, aunque aumentan de tamaño, pierden calidad en lo referente a su sabor y conservación.
Como ha quedado ya indicado, la higuera tolera bien la sequía, antes bien le perjudican los excesos de humedad.
Sin embargo es conveniente darle un riego en invierno en climas de inviernos secos y sólo si el año es muy seco volveremos a regar a primeros de marzo para favorecer el engorde de las brevas y en julio para mejorar el tamaño de los higos, de in­teresar esta cosecha.
No debe olvidarse que los riegos aumentan el calibre de la fruta pero perjudican su calidad. Cuanto más sequía padezca la higuera, dentro siempre de ciertos limites, más dulces serán los frutos.
La asociación granado-higuera no es aconsejable, precisa­mente porque los granados requieren riegos frecuentes en épo­cas que no conviene dárselos a la higuera.
De asociar patatas a las higueras, es preferible emplear variedades tempranas para que el último riego se dé como máximo en abril-mayo.
Es conveniente dejar un margen de tierra a cada lado de las hi­gueras para evitar las humedades excesivas al regar las patatas.
La higuera tolera bastante bien la salinidad de las aguas, más que los cítricos y el almendro, pero algo menos que el granado. Se pueden emplear perfectamente aguas con 2 gramos de cloruro sódico por litro.
7. Plagas:
- Caparreta o Cochinilla
- Mosca del higo (Lonchaea aristella Beck)
- Barrenillo (Hypoborus ficus)
8. Enfermedades:
- Podredumbres radiculares
- Virosis (Virus del mosaico)
9. Multiplicación de la higuera:
Se reproduce por acodo y esqueje, enraizando fácilmente.
Su multiplicación es muy sencilla partiendo de estacas. Por ello, en la práctica, los agricultores no suelen comprar barbados a los viveros, sino que plantan directamente con estacas ramifi­cadas que obtienen de sus mismos árboles, eligiendo las higueras mejores, de la variedad que desean reproducir.
Es preferible sacar las estacas de ramas laterales ya que las centrales (chupones) originan higueras con excesivo vigor que perjudicaría la normal fructificación. Cuanto más grandes son las estacas empleadas, más rápidamente se desarrollarán las higueras y por tanto en menos tiempo se obtendrán producciones.
Injertos:
La práctica del injerto sólo puede tener algún interés para cambiar de variedad las higueras ya establecidas. Para ello en el invierno se desmochan las higueras por encima de la cruz.
En la primavera salen fuertes chupones que pueden ser injertados en junio de ese mismo año o del siguiente de yema, bien de escudete, bien con chapa o placa.
El injerto es, no obstante, muy poco frecuente, ya que la higuera tiene un crecimiento tan rápido que mejor que cambiar de variedad por injerto es aconsejable volver a plantar con estacas la variedad que se desee.
28-06-2011
EMILIO ZARZA JUAN