Es cierto lo llevé al altar y lo he vuelto a ver ahora a los 55 años.
No ha sido dejadez. La vida, los trabajos, nos separan.
José, quiero que sepas que nunca me he olvidado de ti. Incluso, en una ocasión, cuando conté que tenía un ahijado, todos quedaron anonadados. Pregunté a mucha gente dónde estabas, como te iba la vida y tu tío de Santiz, cuando le pedí hace años tu teléfono, me lo sirvió y me dijo: “Si va por allí le llame que se alegrará”
No podía menos que tomar una caña contigo y no me fallaste a la cita. Hicimos un recorrido por nuestras familias, como te iba en Benidorm y como te hallabas en Santiz, fue una charla muy amena.
Incluso pregunté por tu padre, hombre de avanzada edad.
Se te iluminaba el rostro cuando me describías como habías dejado la casa que le compraste a Ramoncín.
Me hubiera gustado compartir más tiempo contigo, aunque entiendo que, la distancia, el tiempo, mira las cosas de forma fría, sin el roce que d la vida y el cariño que emana. Parecíamos dos personas que nos habíamos visto toda la vida.
De verdad ahijado fue un momento emotivo de los que no se olvidan. Tanto mi esposa, como un servidor, quedamos encantados de tu presencia.
Me alegra que hayas puesto la foto te prometí que yo no lo haría.
José, muchas gracias y en Salamanca, Avilés o en Tarragona tienes tu casa de corazón.
Un abrazo de tu padrino. José Antonio Rodríguez Peña
No ha sido dejadez. La vida, los trabajos, nos separan.
José, quiero que sepas que nunca me he olvidado de ti. Incluso, en una ocasión, cuando conté que tenía un ahijado, todos quedaron anonadados. Pregunté a mucha gente dónde estabas, como te iba la vida y tu tío de Santiz, cuando le pedí hace años tu teléfono, me lo sirvió y me dijo: “Si va por allí le llame que se alegrará”
No podía menos que tomar una caña contigo y no me fallaste a la cita. Hicimos un recorrido por nuestras familias, como te iba en Benidorm y como te hallabas en Santiz, fue una charla muy amena.
Incluso pregunté por tu padre, hombre de avanzada edad.
Se te iluminaba el rostro cuando me describías como habías dejado la casa que le compraste a Ramoncín.
Me hubiera gustado compartir más tiempo contigo, aunque entiendo que, la distancia, el tiempo, mira las cosas de forma fría, sin el roce que d la vida y el cariño que emana. Parecíamos dos personas que nos habíamos visto toda la vida.
De verdad ahijado fue un momento emotivo de los que no se olvidan. Tanto mi esposa, como un servidor, quedamos encantados de tu presencia.
Me alegra que hayas puesto la foto te prometí que yo no lo haría.
José, muchas gracias y en Salamanca, Avilés o en Tarragona tienes tu casa de corazón.
Un abrazo de tu padrino. José Antonio Rodríguez Peña