Que la felicidad te acompañe eternamente. Quiero, sin pretensión alguna, ser quien primeramente apostille sobre esta fotografía cuyo motívo principal no es otro que anunciar ¡SEQUEROS!, (¡casi nada!), mi pueblo, al que tanto añoro y tanto quiero.
Ya, de entrada, pronunciar su nombre me produce un regusto especial, dulce como la miel, y recordar sus calles y monumentos, sus plazas y sus fuentes, sus gentes y sus campos, sus vistas y sus colores, eso ya es, -como dicen los castizos-, un demasié.
LLegar a Sequeros, un honor y una satisfacción....