Quiero, sin pretensión alguna, ser quien primeramente apostille sobre esta fotografía cuyo motívo principal no es otro que anunciar ¡SEQUEROS!, (¡casi nada!), mi pueblo, al que tanto añoro y tanto quiero.
Ya, de entrada, pronunciar su nombre me produce un regusto especial, dulce como la miel, y recordar sus calles y monumentos, sus plazas y sus fuentes, sus gentes y sus campos, sus vistas y sus colores, eso ya es, -como dicen los castizos-, un demasié.
LLegar a Sequeros, un honor y una satisfacción. Partir de allí, el imperecedero deseo de volver. Retornar, un premio que engancha de por sí, sin mas.
Viva Sequeros, al que si tanto quiero, -no puede ser mas-, es porque sale de mis adentros con una furia salvaje.
Un saludo cordial a todos los serranos sequereños, ora sean de nacimiento, bien lo sean por sentimiento, puesto que a aquellos se les supone como es evidente,
Miguel ángel Rodríguez y Huerta.
De la familia de los Cubanos.
Ya, de entrada, pronunciar su nombre me produce un regusto especial, dulce como la miel, y recordar sus calles y monumentos, sus plazas y sus fuentes, sus gentes y sus campos, sus vistas y sus colores, eso ya es, -como dicen los castizos-, un demasié.
LLegar a Sequeros, un honor y una satisfacción. Partir de allí, el imperecedero deseo de volver. Retornar, un premio que engancha de por sí, sin mas.
Viva Sequeros, al que si tanto quiero, -no puede ser mas-, es porque sale de mis adentros con una furia salvaje.
Un saludo cordial a todos los serranos sequereños, ora sean de nacimiento, bien lo sean por sentimiento, puesto que a aquellos se les supone como es evidente,
Miguel ángel Rodríguez y Huerta.
De la familia de los Cubanos.