Parece que estoy viendo a mi pueblo, Sequeros.
En puesta de largo con los colores de la primavera que aún lucen mas en el.
Y esas noches mágicas, -magicas como decimos por estas tierras aragonesas-, vividas y sentidas en el incomparable marco de la cabezuela.
Añorar, recordar y reflexionar sobre mi querido pueblo, me embarga en momentos agridulces, dificilmente explicables.
Otra vez he hecho posible que amigos míos de estos lares, se sientan atraídos por cuanto les he contado y cantado de Sequeros, por lo que irán a pasar ahí unas jornadas durante el estío. Y les acontecerá como a otros tantos que, como todos, han retornado inoculados de ese bello y sempiterno virus sequereño, que les "fabrica" la positiva dependencia de tener volver, otra vez, a mi pueblo.
¡Qué no tendrá mi pueblo, Sequeros!.
Olé por mi pueblo.
Desde aquí lanzo por Sequeros un ¡hurra!, para que se oiga en todo el mundo.
Miguel A. Rodríguez Huerta.
Desde Huesca.
(De la familia de los cubanitos).
En puesta de largo con los colores de la primavera que aún lucen mas en el.
Y esas noches mágicas, -magicas como decimos por estas tierras aragonesas-, vividas y sentidas en el incomparable marco de la cabezuela.
Añorar, recordar y reflexionar sobre mi querido pueblo, me embarga en momentos agridulces, dificilmente explicables.
Otra vez he hecho posible que amigos míos de estos lares, se sientan atraídos por cuanto les he contado y cantado de Sequeros, por lo que irán a pasar ahí unas jornadas durante el estío. Y les acontecerá como a otros tantos que, como todos, han retornado inoculados de ese bello y sempiterno virus sequereño, que les "fabrica" la positiva dependencia de tener volver, otra vez, a mi pueblo.
¡Qué no tendrá mi pueblo, Sequeros!.
Olé por mi pueblo.
Desde aquí lanzo por Sequeros un ¡hurra!, para que se oiga en todo el mundo.
Miguel A. Rodríguez Huerta.
Desde Huesca.
(De la familia de los cubanitos).