La festividad del
Corpus Christi, hoy celebrada en
Toledo y que vi por TV, me ha traído a la memoria una curiosa anécdota de mis tiempos de monago.
Era párroco D. Esteban, muy ativo e iniciador de beneficiosas acciones a favor de nuestro
pueblo. Sacristán el Sr. Nicolás, padre de Marcelo, de Joaquín, de mi
amigo “Toño” y de una niña: Brígida, entonces aún en pañales.
El hecho debió suceder en la
primavera del año 38 del pasado siglo. ¡Cuánto tiempo pasado!
Pese a la contienda civil, la vida
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