Aunque la exclusiva de las buenas historietas con éxito probado parece ser de L’AMÌ, el
amigo, que es lo, según creo, significa el seudónimo que utiliza su autor, y sin ánimo de hacerle la competencia, también yo echaré mi cuarto a espadas, contando algún recuerdo sobre una era de larga
historia.
Se trata de la que había frente a la
casa de mi abuelo “tío” Antón el del Turuñuelo, que así, según recuerdo, solían llamarle cuando yo era niño. Se extendía, en anchura, desde la primera
ventana de la
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