Cuentan que dos personas que se conocían desde pequeños, habían crecido separados, y un día, después de tantos años lejos el uno del otro, se encontraron en medio de la
plaza del
pueblo. Fue tal el flechazo... Se enamoraron, quizás más la chica, pero el bebía también las
aguas. Ella lo era todo. Pasaron varios meses, se encontraban a escondidas de sus
famílias, por que a la de ella no le gustaba el muchacho. Un día, paseano de
noche bajo el claro de la luna, él prometió que un día estarían juntos.
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