Nunca fue plaza, sino "era", fuera de servicio. Había sido propiedad de un tal Lucío, nombre que me intrigó durante mucho tiempo, creyéndolo mote o algo parecido,
Mariano, que era memoria viva de muchos acontecimientos, me sacó de mis dudas. Era nombre propio, masculino de Lucía, más usual.
Murió sin descendencia y la donó a la Iglesia. Debió salir a la venta y la adquirieron, a partes iguales, Tío Antón el del Turuñuelo y su primo Tio Manuel el Herrero.
La mitad próxima a las casas, para tio...