Años hacía que no había tenido la oportunidad de asistir a la
Fiesta del
Cristo. Por favor que debo, y agradezco, a Félix, la tuve el pasado año, con el aliciente de la presencia del Sr. Obispo y los sacerdotes de los
pueblos vecinos y los presentes en los pueblos en los meses de
verano.
El Cristo procesionado no es el que tuvo tanta devoción en siglos pasados: El Cristo del Buen Suceso, que hoy preside el
altar mayor, o mejor el único altar actual. Se trata del Cristo de la Vera
Cruz, que tenía su propio altar a la derecha del
arco transversal que separaba la zona del presbiterio, y las banquetas de niños y niñas, del resto de la
iglesia.
La Cofradía de la Vera Cruz acompañaba todos los entierros, a
pendón negro desplegado, al frente de dos filas de cofrades con capa negra y vela en mano y en medio el Crucifijo de la cofradía. Finalizado el entierro se pasaba lista y los no asistentes, sin causa justificada pageban en velas la multa correspondiente.