Sin ánimo de contradecir lo que se dice en 2006-10-06 22:49:42 , sí quisiera añadir que en esta plaza se solían celebrar los bailes de la manzana, en las bodas. Precísamente en la zona donde hoy está el frontón.
Otro acontecimiento que se celebró en la plaza por los años en que yo asistía a escuela, fue un Certamen Catequístico, que organizó el sacerdote de entonces, don Esteban Martínez, junto con los maestros.
Asitió todo el pueblo. Los participantes teníamos que subir a un tablado elevado en en centro de la plaza. Yo siempre fui muy tímido y me daba mucha vergúenza. Subí con los demás tratando de esconderme entre ellos para no ser visto. Cosa naturalmente imposible.
De todas formas, me sabía muy bien el Astete, que era el catecismo que nos explicaban y, como no tuve tropiezo alguno, quedé entre los galardonados.
Otro suceso del que ahora me acuerdo comenzó en esta plaza, aunque luego se extendió por todo el pueblo. Eran años de "ardor guerrero" y los niños organizabamos tambien nuestras guerritas, aunque siempre en plan de juego.
Aquel año, debió ser por febrero de 1937, fue muy frío. Nevó mucho, con ventisca y nieve que llamábamos ratera, porque entraba por debajo de las tejas, hasta los sobrados.
A resultas de la nieve y el frío se helaron muchas patatas, que las gentes luego fueron tirando por los regatos.
Esas patatas fueron nuestra munición, y nuestros medios de contundencia.
Pero nos salió el tiro por la culata porque el buen párroco se creyó que nos tirábamos piedras y que había sido toda una pelea en regla. Tocaron al rosario mientras aun estábamos enzarzados en la heróica lucha, que abandonamos al tercer toque para acudir a la iglesia.
Conforme íbamos entrando, el cura nos fue castigando de rodillas en el presbiterio. Pero lo peor fue que el maestro, al terminar la función nos recogió a todos y nos llevó a la escuela donde siguió castigándonos , ahora con regla incluida.
Yo temblaba de llegar a casa temíendome nuevo castigo. Afortunadamente en casa sabían que no había sido más que un juego, y ni me hicieron mención de lo acaecido, porque nunca les oí una crítica a lo que hicieran en cura ni los maestros.
Otro acontecimiento que se celebró en la plaza por los años en que yo asistía a escuela, fue un Certamen Catequístico, que organizó el sacerdote de entonces, don Esteban Martínez, junto con los maestros.
Asitió todo el pueblo. Los participantes teníamos que subir a un tablado elevado en en centro de la plaza. Yo siempre fui muy tímido y me daba mucha vergúenza. Subí con los demás tratando de esconderme entre ellos para no ser visto. Cosa naturalmente imposible.
De todas formas, me sabía muy bien el Astete, que era el catecismo que nos explicaban y, como no tuve tropiezo alguno, quedé entre los galardonados.
Otro suceso del que ahora me acuerdo comenzó en esta plaza, aunque luego se extendió por todo el pueblo. Eran años de "ardor guerrero" y los niños organizabamos tambien nuestras guerritas, aunque siempre en plan de juego.
Aquel año, debió ser por febrero de 1937, fue muy frío. Nevó mucho, con ventisca y nieve que llamábamos ratera, porque entraba por debajo de las tejas, hasta los sobrados.
A resultas de la nieve y el frío se helaron muchas patatas, que las gentes luego fueron tirando por los regatos.
Esas patatas fueron nuestra munición, y nuestros medios de contundencia.
Pero nos salió el tiro por la culata porque el buen párroco se creyó que nos tirábamos piedras y que había sido toda una pelea en regla. Tocaron al rosario mientras aun estábamos enzarzados en la heróica lucha, que abandonamos al tercer toque para acudir a la iglesia.
Conforme íbamos entrando, el cura nos fue castigando de rodillas en el presbiterio. Pero lo peor fue que el maestro, al terminar la función nos recogió a todos y nos llevó a la escuela donde siguió castigándonos , ahora con regla incluida.
Yo temblaba de llegar a casa temíendome nuevo castigo. Afortunadamente en casa sabían que no había sido más que un juego, y ni me hicieron mención de lo acaecido, porque nunca les oí una crítica a lo que hicieran en cura ni los maestros.