La que llamábamos "gamona" es una planta que tuvo bastante aprovechamiento en tiempos de una economía de pura subsistencia. Avanzada la primavera, los chicos, al salir de la escuela por la tarde, solíamos coger un saco -costal- para llegarnos a la Dehesa, zona donde la planta sigue siendo endémica, para recoger una buena porción de sus hojas basales.
Mezclada con mondas de patatas, patatas no utilizables para comida humana, hojas de berza y otros productos, se preparaba los "calderos", al que se le añadía el socorrido salvado, para alimentar a los "cebones" con vistas a la posterior matanza.
Su vara, una vez seca, no faltaba junto a al fogón en todas las casas. Bastaba meter su punta entre las brasas de la lumbre para que ardiera con una pequeña llama con la que era fácil encender los candiles de aceite o de "carburo" y los faroles, únicas luces que alumbraban las casas antes de que nos pusieran la luz eléctrica
Y aún los chiquillos las utilizábamos para construirnos juguetes y otros cachivaches que el ingenio infantil nos sugería.
Mezclada con mondas de patatas, patatas no utilizables para comida humana, hojas de berza y otros productos, se preparaba los "calderos", al que se le añadía el socorrido salvado, para alimentar a los "cebones" con vistas a la posterior matanza.
Su vara, una vez seca, no faltaba junto a al fogón en todas las casas. Bastaba meter su punta entre las brasas de la lumbre para que ardiera con una pequeña llama con la que era fácil encender los candiles de aceite o de "carburo" y los faroles, únicas luces que alumbraban las casas antes de que nos pusieran la luz eléctrica
Y aún los chiquillos las utilizábamos para construirnos juguetes y otros cachivaches que el ingenio infantil nos sugería.