Para José, en su pregunta del 24/02/2013.
Dos puertos fueron de uso frecuente para embarcar a la América hispana: Vigo y Cádiz.
De la emigración de Gabriel y su madre, una vez difunto el Sr, Rodulfo, tengo la certeza de que embarcaron en Cádiz.
Sucedió que coincidieron en el mismo departamento del tren, desde Madrid a Cádiz, con alguien que había sido profesor mío. Sabedor él de la procedencia de los emigrantes, les preguntó si conocían a un tal Antonio Martín, que había sido alumno suyo y que era también de Serradilla del Llano. Naturalmente que me conocían y bien, porque Gabriel y yo habíamos sido muy buenos amigos, tanto por la proximidad de nuestros domicilios, como por el trato en la escuela.
Cuando mi exprofesor tuvo oportunidad de verme, me contó el encuentro del tren y me dio los saludos que le habían encargado.
En una visita que Gabriel con su mujer, gallega ella, realizó hace algunos años a España, nos encontramos en la carretera de Monsagro y le hice mención de aquellos saludos y aquel viaje. Él, de momento, ya no los recordaba pero días después, en otro encuentro me confesó que lo había vuelto a recordar y me dió nuevos detalles del encuentro.
En cuanto a la dureza de los viajes, sobre todo a principios del siglo pasado, te puedes figurar teniendo en cuenta que duraban en torno a un mes. Ese fue el tiempo que estuvo embarcado el padre de mi esposa, emigrante temporal también, en su juventud, a la Argentina. Se dieron casos de emigrantes que fallecían en el trayecto.
Dos puertos fueron de uso frecuente para embarcar a la América hispana: Vigo y Cádiz.
De la emigración de Gabriel y su madre, una vez difunto el Sr, Rodulfo, tengo la certeza de que embarcaron en Cádiz.
Sucedió que coincidieron en el mismo departamento del tren, desde Madrid a Cádiz, con alguien que había sido profesor mío. Sabedor él de la procedencia de los emigrantes, les preguntó si conocían a un tal Antonio Martín, que había sido alumno suyo y que era también de Serradilla del Llano. Naturalmente que me conocían y bien, porque Gabriel y yo habíamos sido muy buenos amigos, tanto por la proximidad de nuestros domicilios, como por el trato en la escuela.
Cuando mi exprofesor tuvo oportunidad de verme, me contó el encuentro del tren y me dio los saludos que le habían encargado.
En una visita que Gabriel con su mujer, gallega ella, realizó hace algunos años a España, nos encontramos en la carretera de Monsagro y le hice mención de aquellos saludos y aquel viaje. Él, de momento, ya no los recordaba pero días después, en otro encuentro me confesó que lo había vuelto a recordar y me dió nuevos detalles del encuentro.
En cuanto a la dureza de los viajes, sobre todo a principios del siglo pasado, te puedes figurar teniendo en cuenta que duraban en torno a un mes. Ese fue el tiempo que estuvo embarcado el padre de mi esposa, emigrante temporal también, en su juventud, a la Argentina. Se dieron casos de emigrantes que fallecían en el trayecto.