Ante todo, a todos los que en algún momento habéis compartido vida en nuestra Serradilla mis mejores deseos de Paz y de Prosperidad para 2015. Un fuerte abrazo paisanos.
Hace un mes estuve unos días en el pueblo, la casualidad quiso que coincidiera con nuestra patrona Santa Catalina. Tuve la suerte de disfrutar de una rica paella generosidad de nuestro Ayto, tuve la sensación de estar en familia compartiendo con los que viven en y por el pueblo y con muy buen rollo por cierto. Siempre digo a los que sólo van en agosto, Semana Santa o Navidad que el pueblo de verdad se vive fuera de ésas fechas.
Paseé por los tesos sin los calores estivales, salté los regatos llenos de agua, recogí setas, bellotas y aceitunas que preparé según receta de mi madre e hice una carne de membrillo soberbia.
Comí cabrito, embutido de Chuchi, repollo del que no se encuentra en otro sitio, peras de roma y manzanas verdedoncellas (de aquellas que siempre había en nuestros sobraos y olían a gloria).
Disfruté de las tertulias del bar con la esencia del pueblo y compartí mi tiempo con amigos y vecinos. Somos muchos los que sí somos conscientes de lo que tenemos, lo valoramos y estamos dispuestos a disfrutarlo siempre que la vida nos lo permita.
Ahora toca volver a ser urbanita refinada otra temporada, hasta que pueda volver a dar rienda suelta a la niña de campo que llevo dentro.
Queridos paisamos, disfrutad de aquello que os hace felices y dejáos de malos rollos.
Un fuerte abrazo,
Ana.
Hace un mes estuve unos días en el pueblo, la casualidad quiso que coincidiera con nuestra patrona Santa Catalina. Tuve la suerte de disfrutar de una rica paella generosidad de nuestro Ayto, tuve la sensación de estar en familia compartiendo con los que viven en y por el pueblo y con muy buen rollo por cierto. Siempre digo a los que sólo van en agosto, Semana Santa o Navidad que el pueblo de verdad se vive fuera de ésas fechas.
Paseé por los tesos sin los calores estivales, salté los regatos llenos de agua, recogí setas, bellotas y aceitunas que preparé según receta de mi madre e hice una carne de membrillo soberbia.
Comí cabrito, embutido de Chuchi, repollo del que no se encuentra en otro sitio, peras de roma y manzanas verdedoncellas (de aquellas que siempre había en nuestros sobraos y olían a gloria).
Disfruté de las tertulias del bar con la esencia del pueblo y compartí mi tiempo con amigos y vecinos. Somos muchos los que sí somos conscientes de lo que tenemos, lo valoramos y estamos dispuestos a disfrutarlo siempre que la vida nos lo permita.
Ahora toca volver a ser urbanita refinada otra temporada, hasta que pueda volver a dar rienda suelta a la niña de campo que llevo dentro.
Queridos paisamos, disfrutad de aquello que os hace felices y dejáos de malos rollos.
Un fuerte abrazo,
Ana.
