Aunque hace muchos años que no estoy en el Soto no he olvidado las
costumbres, o por lo menos, no he olvidado algunas; cuando esperábamos que llegara la Pascua de Resurrección para
comer el hornazo, y el día de
San Marcos cuando íbamos a
Cepeda y llevábamos otro para comerlo en el prado que había a la entrada de cepeda. ¡Qué tiempos aquellos! Como disfrutábamos.
Yo queriendo recordar todo aquello intento hacer algunas de las cosas que hacia mi madre, aunque no me salgan tan buenas, pero es el hecho de recordarla, por eso he querido hacer este año algún hornazo para comerlo con la
familia, y la verdad es que no han salido demasiado malos pues se han dejado comer.
A mí me gustaría que los niños de ahora siguieran con esa
costumbre de ir a comerlo al
campo, no sé si lo seguirán haciendo, pero la verdad que sería una lástima que se perdieran esas costumbres tan bonitas.
Saludos para tod@s los soteñ@s.
P. S. M.