Poema.
LA SENCILLEZ DE LOS PUEBLOS
Que no daría por volver
a vivir aquella infancia,
sus eternas primaveras
y aquellas dulces fragancias.
Corretear por los campos
sin tener miedo al peligro,
contemplando mariposas
y oyendo cantar los grillos.
Recogiendo manzanilla,
poleo, orégano, pamplinas,
¡Ahora todo está prohibido!
me dijeron las vecinas.
Echaron mucho veneno
“pa” matar las malas hierbas
ya no utilizan la oz
porque al doblarse “se quiebran”
Tanto veneno tiraron
para las hiervas matar,
que mataron otras buenas
que servían “pa” curar.
¡Qué lejos se quedó todo!
¡Como han pasado los años!
hoy vuelvo a esos parajes
y todo lo veo extraño.
La era ya no la encuentro
arrancaron las encinas,
para hacer casas rurales
hoteles y hasta piscina.
Ya no se ven los chiquillos
subiéndose a las morales,
ni juegan al escondite
metiéndose en los portales.
Juegan con las maquinitas
manejando los pulgares,
no saben jugar corriendo
hasta que te falta el aire.
Ya no se rompen jugando
Sandalias ni pantalones,
ni descosen la camisa,
ni se arrancan los botones.
No se mueven del asiento
en la casa o en la escuela,
ya no le gritan las madres
ni tampoco las abuelas.
Ahora ya tienen el móvil
solo tienen que marcar,
pero esa voz cantarina
¿Nadie la va a ejercitar?
Si está la niña en la sala
y la madre en la despensa,
le manda un “Guasa” diciendo
vete poniendo la mesa.
Tú padre está en el jardín
está podando el rosal,
y por el móvil me ha dicho
que en un momento entrará.
¿Dónde están aquellas voces
que por doquiera se oían?
¡LA COMIDA ESTÁ EN LA MESA,
VENID, QUE SI NO, SE ENFRÍA!
Yo echo en falta aquel bullicio
y aquella camaradería,
Echo en falta muchas cosas,
hasta cuando el aguacil,
pregonaba aquellos bandos
que siempre empezaban así.
De orden… del Señor Alcalde…
Se anunciaba con la trompetilla,
ahora todo es informático,
en las calles nadie chilla.
Quiero que avance la ciencia
pero en muy distintos campos,
en los pueblos que no pierdan
la sencillez y el encanto.
Pa. Sa. Ma.
LA SENCILLEZ DE LOS PUEBLOS
Que no daría por volver
a vivir aquella infancia,
sus eternas primaveras
y aquellas dulces fragancias.
Corretear por los campos
sin tener miedo al peligro,
contemplando mariposas
y oyendo cantar los grillos.
Recogiendo manzanilla,
poleo, orégano, pamplinas,
¡Ahora todo está prohibido!
me dijeron las vecinas.
Echaron mucho veneno
“pa” matar las malas hierbas
ya no utilizan la oz
porque al doblarse “se quiebran”
Tanto veneno tiraron
para las hiervas matar,
que mataron otras buenas
que servían “pa” curar.
¡Qué lejos se quedó todo!
¡Como han pasado los años!
hoy vuelvo a esos parajes
y todo lo veo extraño.
La era ya no la encuentro
arrancaron las encinas,
para hacer casas rurales
hoteles y hasta piscina.
Ya no se ven los chiquillos
subiéndose a las morales,
ni juegan al escondite
metiéndose en los portales.
Juegan con las maquinitas
manejando los pulgares,
no saben jugar corriendo
hasta que te falta el aire.
Ya no se rompen jugando
Sandalias ni pantalones,
ni descosen la camisa,
ni se arrancan los botones.
No se mueven del asiento
en la casa o en la escuela,
ya no le gritan las madres
ni tampoco las abuelas.
Ahora ya tienen el móvil
solo tienen que marcar,
pero esa voz cantarina
¿Nadie la va a ejercitar?
Si está la niña en la sala
y la madre en la despensa,
le manda un “Guasa” diciendo
vete poniendo la mesa.
Tú padre está en el jardín
está podando el rosal,
y por el móvil me ha dicho
que en un momento entrará.
¿Dónde están aquellas voces
que por doquiera se oían?
¡LA COMIDA ESTÁ EN LA MESA,
VENID, QUE SI NO, SE ENFRÍA!
Yo echo en falta aquel bullicio
y aquella camaradería,
Echo en falta muchas cosas,
hasta cuando el aguacil,
pregonaba aquellos bandos
que siempre empezaban así.
De orden… del Señor Alcalde…
Se anunciaba con la trompetilla,
ahora todo es informático,
en las calles nadie chilla.
Quiero que avance la ciencia
pero en muy distintos campos,
en los pueblos que no pierdan
la sencillez y el encanto.
Pa. Sa. Ma.