La corza blanca
1. Resumen:
Un notable aragonés llamado Don Dionís, había luchado en la Guerra Santa; este tenía una hija, Constanza, que a su vez tenía un sirviente personal llamado Garcés. Un día tras acabar la caza se reunieron todos bajo unos árboles y le dijeron a Don Dionís que un zagal espantaba a los ciervos ya que ninguno se acercaba a ellos y cuando un grupo de corzas blancas aparecieron lideradas por una corza blanca al verlo también huyeron despavoridas. Garcés no paraba de pensar en el relato de la corza blanca; él amaba a Constanza, la azucena del Moncayo y pensó que si atrapaba a la corza blanca para ella, esta caería rendida a sus brazos. Salió del castillo armado pensando en que atraparía aquella corza; después de luchar contra todos los elementos consiguió verla y gracias al destino la corza blanca quedo atrapada en un matorral; al intentar cogerla la corza hablo y Garcés se quedo tan sorprendido que la libero; esta intentó escapar pero él la disparó una flecha y acertó en el blanco; pero lo que descubrió al acercarse a la corza fue que ella en realidad era su amada Constanza que se revolvía en su propia sangre tras haber sido alcanzada por la flecha de su amado.
G. A. Becquer.
1. Resumen:
Un notable aragonés llamado Don Dionís, había luchado en la Guerra Santa; este tenía una hija, Constanza, que a su vez tenía un sirviente personal llamado Garcés. Un día tras acabar la caza se reunieron todos bajo unos árboles y le dijeron a Don Dionís que un zagal espantaba a los ciervos ya que ninguno se acercaba a ellos y cuando un grupo de corzas blancas aparecieron lideradas por una corza blanca al verlo también huyeron despavoridas. Garcés no paraba de pensar en el relato de la corza blanca; él amaba a Constanza, la azucena del Moncayo y pensó que si atrapaba a la corza blanca para ella, esta caería rendida a sus brazos. Salió del castillo armado pensando en que atraparía aquella corza; después de luchar contra todos los elementos consiguió verla y gracias al destino la corza blanca quedo atrapada en un matorral; al intentar cogerla la corza hablo y Garcés se quedo tan sorprendido que la libero; esta intentó escapar pero él la disparó una flecha y acertó en el blanco; pero lo que descubrió al acercarse a la corza fue que ella en realidad era su amada Constanza que se revolvía en su propia sangre tras haber sido alcanzada por la flecha de su amado.
G. A. Becquer.
Que pena por dios, pobrecita, es bien bonita pero no termina bien,, una lastima besin