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Cuando quiero buscar el placer del amor
se me burla mi amada, me llama viejo y feo,
y me dice, ¿Qué quieres infeliz soñador,
si el vigor has dejado convertido en jadeo?
Cuando me ves, es cierto que te enciendes un poco
pues nunca en rocín queda por viejo un alazán.
Pero a la vista tienes cien años viejo loco,
y el color de los muertos no está bien a un galán.
Si quieres convencerte, toma un espejo y mira
tus ojos apagados y llenos de legañas,
tú barba ya de nieve, tú rostro que se estira,
mírate, y verás luego que nunca más te engañas.
Entonces le contesto –Yo no sé si he perdido
mi vigor, con los años, yo no sé si estoy viejo.
Si tengo el ojo sucio y el pelo encanecido.
Y no voy a aprender a mirarme al espejo.
Pero, puesto que pronto bajo tierra he de estar,
y hará Plutón su víctima en la última liza,
más del placer debe el cuerpo gozar:
tanta más cuanta más cerca esté la ceniza.
Juan Ortega Costa.
Cuando quiero buscar el placer del amor
se me burla mi amada, me llama viejo y feo,
y me dice, ¿Qué quieres infeliz soñador,
si el vigor has dejado convertido en jadeo?
Cuando me ves, es cierto que te enciendes un poco
pues nunca en rocín queda por viejo un alazán.
Pero a la vista tienes cien años viejo loco,
y el color de los muertos no está bien a un galán.
Si quieres convencerte, toma un espejo y mira
tus ojos apagados y llenos de legañas,
tú barba ya de nieve, tú rostro que se estira,
mírate, y verás luego que nunca más te engañas.
Entonces le contesto –Yo no sé si he perdido
mi vigor, con los años, yo no sé si estoy viejo.
Si tengo el ojo sucio y el pelo encanecido.
Y no voy a aprender a mirarme al espejo.
Pero, puesto que pronto bajo tierra he de estar,
y hará Plutón su víctima en la última liza,
más del placer debe el cuerpo gozar:
tanta más cuanta más cerca esté la ceniza.
Juan Ortega Costa.