COMO CAMBIAN LOS TIEMPOS
Quise volver a ser niño
y a los reyes le pedí,
una espada de madera
y también un tamboril
Para escuchar a mi madre
volviéndome a regañar,
por romperme el pantalón
cuando iba a batallar.
Y por hacer aquel ruido
que ella decía infernal,
al tocar el tamboril
con dos porras nada más.
Hoy ya no gritan las madres
asomadas a la ventana,
solo te mandan un whatsApp
ya ni siquiera te llaman.
¡Ay! Que lástima me da
ver esas calles desiertas,
pues los niños para jugar
ya no salen ni a la puerta.
Su máxima distracción
jugar con las maquinitas,
y para comunicarse
ni la lengua necesitan.
Son los dos dedos pulgares
los que están ejercitando,
¡Como extraño yo a las madres
en las ventanas chillando!.
Pa. Sa. Ma.
Quise volver a ser niño
y a los reyes le pedí,
una espada de madera
y también un tamboril
Para escuchar a mi madre
volviéndome a regañar,
por romperme el pantalón
cuando iba a batallar.
Y por hacer aquel ruido
que ella decía infernal,
al tocar el tamboril
con dos porras nada más.
Hoy ya no gritan las madres
asomadas a la ventana,
solo te mandan un whatsApp
ya ni siquiera te llaman.
¡Ay! Que lástima me da
ver esas calles desiertas,
pues los niños para jugar
ya no salen ni a la puerta.
Su máxima distracción
jugar con las maquinitas,
y para comunicarse
ni la lengua necesitan.
Son los dos dedos pulgares
los que están ejercitando,
¡Como extraño yo a las madres
en las ventanas chillando!.
Pa. Sa. Ma.