Las aldabas en las
iglesias solían ser más grandes para que, en el caso de ser perseguido por la justicia, cuando se asía la aldaba era como si se estuviera en el interior de la
iglesia y así poderse acoger a sagrado. Al principio de la década de los años treinta del siglo pasado, con la expansión del uso de la electricidad en los hogares en la Segunda República, la vieja expresión "tener aldabas" se fue sustituyendo, poco a poco, por "tener enchufe".