La casa del fondo de fachada blanda y de planta baja era de una tia mía, hermana de mi abuela. Ahí paraba el autobus que venía de Salamanca y que llegaba hasta Navarredonda. Los jovenes corriamos detras de él para recibirlo, y a veces nos montabamos en las escaleras que subían hasta la vaca en la parte alta donde se colocaban las maletas.
NUNCA QUE YO RECUERDE OCURRIÓ NADA.
NUNCA QUE YO RECUERDE OCURRIÓ NADA.