Hasta el siglo XV este municipio se denominó Garcivelasco, en honor de uno de sus primeros repobladores, durante los primero siglos de la baja Edad Media.
Diversos restos arqueológicos hallados, pertenecientes a la Edad de Hierro, han sido signos inequívocos de la presencia del hombre prehistórico, en esta localidad. Existen documentos donde se cita la existencia de un Castro rodeado de fosos.
Posteriormente, llegaron los
romanos, hecho constatado por los diversos vestigios hallados en las inmediaciones de la Maza de
San Pedro y Negrillos. Queda patente que, varias calzadas, atravesaban el término de
Villalba de los LLanos, entre ellos la Calzada Vieja y la Serrana. Cuentan que otro
sendero discurría por el Sur este del mismo, donde se descubrieron asentamientos antiguos.
PRIMERA RAMA REAL DE CASTILLA: SEÑORES Y DESPUÉS MARQUESES DE VILLALBA DE LOS LLANOS.
La conquista de
Sevilla para la causa cristiana realizada por el Rey D. Fernando III EL
SANTO hizo que sus descendientes tomaran como linaje el nombre de SEVILLA. Trataré de publicar, en otro apartado, los nombres de los señores y marqueses que tuvo y tiene esta villa. Pero nos situemos ante la
historia.
El Rey Don Fernando III de Castilla el Santo, tuvo en su esposa, Doña Beatriz de Suabia al Infante Don Enrique, llamado el Senador, Señor de Écija y Medellín y tutor del Rey Don Fernando IV el Emplazado, que casó con Doña Mayor Rodríguez Pecha (hija del Señor de Atanzón), y procrearon a
Enrique Enríquez, primer Señor de Villalba, de los Llanos, villa de la provincia de
Salamanca, que en su esposa doña Estefanía Rodríguez de Cevallos, Señora de Villalba y Vado de las Estacas, tuvo a
Enrique Enríquez, segundo Señor de Villalba de los Llanos y
Nogales y Adelantado mayor de la Frontera, que casó tres veces: la primera, con Doña Juana de Guzmán, hermana de Doña Leonor de Guzmán, madre del Rey Don Enrique II; la segunda, con doña Urraca Ponce de
León, Señora de Vimioso, Melgar de Yuso, Villacid, Granociello, Traspinedo y Penalva (hija de Pedro Ponce, Ricohombre y Señor de Cangas y Tineo, y de doña Sancha Gil de Braganza), y la tercera, con doña Teresa de Haro (hija de los Señores de los Cameros).
Enrique Enríquez de Sevilla, nieto de Fernando III EL SANTO, vecino y Regidor de Salamanca, fue tercer Señor de Villalba de los Llanos, por haber
comprado este señorío a su tía doña Leonor Enríquez. También fue Señor de Terreros de
la Sagrada, Malpica, Aldeanueva, Hormeriego, Compañero, Gallegos, la Canóniga y la Maza, en tierra de Salamanca. Casó con doña María Rodríguez de Monroy, llamada la Brava (hija de Fernán Rodríguez de Monroy, Señor de Monroy, Valverde y Talayán) que tuvieron 5 hijos y 7 hijas, siendo María la mayor de las 7 doncellas.
LLevó una acción despobladora, sin acatar lo que le decía el concejo de Salamanca y se hace con Garcivelasco y la Maza de San Pedro que habían sido propiedad de Gómez de Benavides cambiándolas por las aldeas de Aldeanueva y Lache. Se violaron derechos jurisdiccionales y quedaron impunes sus delitos. Donde la Ley no le asistía el poder la derrotaba, incluso, algunos campesinos, no declararon por temor.
Nada más ser propietario le cambió el nombre y pasó a denominarse, Villalba de los Llanos, adquiriendo un nuevo estatus social, con título de Villa, siendo el centro de toda la Comarca.
Desde 1442, Villalba de los Llanos, perteneció a los señores, Don Enrique Enríquez de Sevilla, “Señor de Villalba”, casado con Doña María la Brava, llamada en realidad María Rodríguez de Monroy, nacida en el
palacio de esta
familia en la ciudad de Plasencia (
Cáceres), vivió en Salamanca, en la actual
Plaza de los Bandos.
El 26 de julio de 1454, Enrique Enríquez y su mujer fundaron un mayorazgo con sus bienes en Villalba de los Llanos por otorgamiento de Juan II de Castilla.
Doña María la Brava, casada con el señor Enríquez de Sevilla, tuvo como descendencia a Alonso, Pedro, Luis, María Y Aldonza Enríquez de Monroy.
María de Monroy tomó un papel relevante en “LA GUERRA DE LOS BANDOS” de Salamanca, donde varias
familias los Manzanos que pertenecían a la
iglesia de San Benito, lucharon a muerte contra los Monroy que, pertenecían a la iglesia de Santo Tomé. Familias como los Solís, Maldonado, Manzano y Monroy, más sus seguidores no cesaron en su empeño de conquistar por la fuerza la hegemonía de la ciudad.
Las cosas empeoraron cuando en una de las reyertas dos hijos de Doña María la Brava: Luís y Pedro, pertenecientes al Bando de Santo Tomé, fueron matados por los hermanos Manzanos: Simón y Alonso, rivales defensores del Bando de San Benito, en la Plaza del Corrillo de la Hierba. Aquí se delimitaba el terreno y quien lo pisaba estaba condenado a muerte.
Cuentan que María la Brava partió de Villalba a
caballo camino de Viseu donde mató a los asesinos de su hijo, mandándolos decapitar y arrojando sus cabezas sobre la sepultura de sus hijos, enterrados en la Iglesia de Santo Tomé. En este momento María de Monroy se le conoció por María la Brava.
Se firmó la paz de la Guerra de los Bandos, en Salamanca, tras 40 años de intensas guerras, gracias a la intervención del padre agustino San Juan de Sahagún, en la
calle San Pablo, hoy conocida como la Plaza de la Concordia.
A los pocos años murió Da. María La Brava.
Posteriormente, la villa de VILLALBA DE LOS LLANOS, le sucedieron los marquesados siendo el primero de ellos Baltasar Alfonso Enríquez de Anaya y Manrique, primer Marqués de Villalba de los Llanos y Señor de Tavera, Mozaraves, Negrillos, etc. Fue también Alcaide de Montánchez y Gentilhombre de boca del Rey. Casó con doña Bernardina Enríquez de Lacarra y
Álava (hija de Gaspar Enríquez de Lacarra
Navarra y Álava, décimo Señor y primer Conde de Ablitas.
En estos momentos el Marquesado, lo ostenta Doña María Teresa Zapata y Maestre. Vive en
Madrid pero pasa mucho tiempo, en su
finca Pallares, perteneciente al municipio de Táliga, provincia de
Badajoz.