VILLAR DE GALLIMAZO: jhghjg

Viejas historias del Pueblo.

La que ahora nos ocupa es la relacionada con la escasez de agua que padeció el pueblo, hasta la década de los cincuenta que hicieron un sondeo a mucha profundidad y dotaron al pueblo de tan preciado bien. Tanta era la escasez que los animales disponían de mas agua que las personas debido a la cantidad de charcas que rodeaban el pueblo; seria largo nombrarlas a todas las mas conocidas por ser las mas cercanas a la población eran: Charco pozo de triste recuerdo ya que en el se ahogaron dos niños jugando en el hielo, este se encontraba camino de la estación, el romero camino del Campo de P. la orreá, pozairón que es el mas grande (hasta hace poco en el se pescaban muchas tencas hasta que los furtivos acabaron con ellas) estos dos últimos se conservan, muy mermados por la escasez de agua, el barrero que estaba donde ahora está la bascula.
Antiguamente los inviernos de la meseta eran muy duros, nevaba y sobre todo helaba muchísimo, los días de niebla por la noche si se quería andar por la calle era necesario alumbrarse con un farol, esto nos da idea de lo rigurosos que eran los inviernos; uno de estos días de tanta niebla, al anochecer, alguien del pueblo vio y oyó a la altura del citado barrero algo muy extraño, un resplandor intermitente y unos ruidos desconocidos, alarmado fue a avisar al señor alcalde, este ante lo desconocido decidió avisar a todos y ordenó dar un bando; por aquel entonces (primeros de mil novecientos) había en el pueblo un alguacil muy “peculiar” llamado Antonio mas conocido como “Antoñito”, (padre de otro Antoñito que también fue alguacil de iguales características y que varios de nosotros recordamos siendo muy niños) el citado señor daba los pregones a su manera; el bando decía así.
Por orden… del señor Alcalde… se hace saber…. que acudan todos… con armas … pinchantes… punzantes… cortantes… y tiroteantes…. que hay un bicho muy raro con los ojos luminosos y enfocosos… que hace… pabú… pabú… pabú… pabú…. así que allá fueron todos bien pertrechados, cuando llegaron vieron que el “bicho” no era otra cosa que uno de los modernos “autos” que en esa época hicieron su aparición, unos señores de Peñaranda habían venido a dar una vuelta, y al coger la curva como no había visibilidad se cayeron a la charca que tenia bastante desnivel, no podrían salir del coche o estarían sujetándolo para que no se hundiera mas, y pedían ayuda con las luces y la bocina que como sabéis era como una trompeta y una especie de pera que al apretarla sonaba, como también describió nuestro alguacil, hay que tener en cuenta que era la primera vez que veían un artefacto así, entre todos ayudaron a sacarlo, y sin duda se pasarían un buen rato riéndose unos de otros.
Hay mas personas que se lo oyeron contar a sus abuelos, así que algo de verdad habrá.
Historia cedida por nuestro cronista local. Francisco Sánchez (Paco el hijo de la Sra. Jesusa) su padre y abuelo le contaban muchas cosas, gracias Paco.

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