¡UNA VEZ MÁS, MI QUERIDO VILLAR DE GALLIMAZO Y LOS INOCENTES RECUERDOS DE UN NOSTÁLGICO!.
! Hace ya algunos días pasaba yo, obviamente en automóvil, como a unos cinco kilómetros de mi querido Villar de Gallimazo, y la efigie de su caserío complementado con el su Iglesia, y por supuesto, de lo que queda de la elegante efigie del edificio de la Iglesia y por supuesto la del que albergó a la estación del ferrocarril, tan admirada por mí. El lugar de mi posición ese día, era exactamente la del cruce de la carretera que se inicia en Cantalpino, a la altura del Campo de Peñaranda, camino de esta última. Sin poder evitarlo, a mi imaginación acudió de inmediato el recuerdo de cuando siendo chaval, viajando en bicicleta como casi todos los de la época que no disponíamos de otro medio de locomoción, ya que, si mal no recuerde, sólo había un automóvil en la comarca para uso particular, cual era el del Sr. Boticario de Cantalpino, ya que, para los demás, los viajes sólo se hacían en la comarca en burro o en bici, y precisamente, yo circulaba en la mía por primera vez en aquel día para llegar la estación, a la dichosa estación férrea del Villar de Gallimazo que yo admiraba y tanto me llamaba la atención.
La singularidad de ese recuerdo este día se remonta a una sorpresa inocente para mí correspondiente a un día de muchos años ha, fue la de que, una vez alcanzada la primera calle del pueblo, me sorprendió leer escrito toscamente, en forma muy destacada y por supuesto en grandes caracteres sobre la pared encalada de la primera casa, era que sobre el blanco de una de las paredes, con letras a grandes rasgos, se había escrito lo siguiente: "Al entra en el Villar, lo primero que se ve, es al Candi y a la Bella, pintados en la pared". Este poético rótulo en "pareado" que tanto me llamó la atención, después me dijeron al yo preguntar por el motivo, que el mismo correspondía a un acontecimiento local que se prestaba a broma.
Hay que situarse en los años 40-50 del siglo veinte para intentar comprender tan inocentes recuerdos. Todos hemos sido niños. Un cordial saludos para todos los que lo vivieron y compartieron, pero que sigan viviéndolos en la actualidad, al igual que yo.
¡Buenas Noches amigos!.
! Hace ya algunos días pasaba yo, obviamente en automóvil, como a unos cinco kilómetros de mi querido Villar de Gallimazo, y la efigie de su caserío complementado con el su Iglesia, y por supuesto, de lo que queda de la elegante efigie del edificio de la Iglesia y por supuesto la del que albergó a la estación del ferrocarril, tan admirada por mí. El lugar de mi posición ese día, era exactamente la del cruce de la carretera que se inicia en Cantalpino, a la altura del Campo de Peñaranda, camino de esta última. Sin poder evitarlo, a mi imaginación acudió de inmediato el recuerdo de cuando siendo chaval, viajando en bicicleta como casi todos los de la época que no disponíamos de otro medio de locomoción, ya que, si mal no recuerde, sólo había un automóvil en la comarca para uso particular, cual era el del Sr. Boticario de Cantalpino, ya que, para los demás, los viajes sólo se hacían en la comarca en burro o en bici, y precisamente, yo circulaba en la mía por primera vez en aquel día para llegar la estación, a la dichosa estación férrea del Villar de Gallimazo que yo admiraba y tanto me llamaba la atención.
La singularidad de ese recuerdo este día se remonta a una sorpresa inocente para mí correspondiente a un día de muchos años ha, fue la de que, una vez alcanzada la primera calle del pueblo, me sorprendió leer escrito toscamente, en forma muy destacada y por supuesto en grandes caracteres sobre la pared encalada de la primera casa, era que sobre el blanco de una de las paredes, con letras a grandes rasgos, se había escrito lo siguiente: "Al entra en el Villar, lo primero que se ve, es al Candi y a la Bella, pintados en la pared". Este poético rótulo en "pareado" que tanto me llamó la atención, después me dijeron al yo preguntar por el motivo, que el mismo correspondía a un acontecimiento local que se prestaba a broma.
Hay que situarse en los años 40-50 del siglo veinte para intentar comprender tan inocentes recuerdos. Todos hemos sido niños. Un cordial saludos para todos los que lo vivieron y compartieron, pero que sigan viviéndolos en la actualidad, al igual que yo.
¡Buenas Noches amigos!.