Colócate siempre de frente a la vida, porque si no lo haces estarás dando la espalda a la realidad.
Morir es también un acto de vida. Poco de aquel pasado de labradores de cereal y legumbres queda en este pueblo. Sus fértiles tierras han sido ocupadas por el cemento de las calles y casas; el polígono industrial, las urbanizaciones residenciales y el propio casco urbano de la antigua aldea ocupa buena parte del término municipal y pocas muestras de aquel pasado agrícola podemos ver todavía. Esta gran puerta que permitía el paso de los carros tirados por bueyes es una de las pocas que quedan en el pueblo, eso sí hace decenas de décadas...