Si alguna vez quisieras hablarme, yo estaría con mi ser aquietado más que un agua nocturna para la ondulación de tus palabras.
Una
noche por delante,
demasiadas por detras,
confesandole a mi almohada,
que nadie me hace llorar.
Cuando llegan las estrellas,
temo que mi sensatez,
subestime mi mania,
de querer volverte a ver.
Y una vez duerma mi cabeza,
tomara el mando el corazon,
... (ver texto completo)