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ALDEALCORVO: El Norte de Castilla. 13 de septiembre de 2006 Amigos...

El Norte de Castilla.
13 de septiembre de 2006

Amigos de todos los días

Los pocos habitantes de Aldealcorvo se reúnen a diario en el teleclub
Del pueblo antes de comer y por las tardes a jugar a las cartas

Texto y fotografías de Isabel Jimeno.


Son pocos y casi todos ya muy mayores. Y ellos son los encargados de mantener con vida Aldealcorvo, uno de los municipios más pequeños de la provincia de Segovia, con apenas una veintena de habitantes censados, aunque alguno menos viviendo a diario en unas casas que cada vez se quedan más vacías.
Y casi todos los días, los alcorvines salen para reunirse y pasar un rato con el resto de vecinos. La unidad y amistad que reina en el pueblo es uno de los mayores tesoros de Aldealcorvo. Y es que, a modo de pacto no escrito, pero que se cumple con rigurosidad, los habitantes de este pequeño pueblo no dudan en salir todas las mañanas de casa, justo antes de comer, para compartir un rato de ocio con sus convecinos. El teleclub El Piconzo es el centro de reunión para tomar unos chatos antes de comer y para echar unas partidas a las cartas que hacen más amenas las tardes.

El teleclub, en el que los propios vecinos hacen de camareros para servirse sus consumiciones, no es el único centro de reunión de Aldealcorvo, que también cuenta con un salón y la fragua.

Un gran salón

La caldereta de las fiestas mayores en honor de San Martín de la Varga que tienen lugar el penúltimo fin de semana de agosto y en las que también se abre como bar, la comida para festejar San Isidro en mayo y la matanza llenan de gente el gran salón, que también es utilizado, según reza la costumbre, para celebrar con todos los vecinos algún acontecimiento familiar con una merienda para todo el pueblo.
Tampoco cesa la afluencia a la vieja fragua, que de local de trabajo del herrero ha pasado a convertirse en merendero. Y no faltan alcorvines encendiendo el fuego de las dos parrillas, siempre listas para asar las chuletas.

Divididos en tres grupos, según la edad, casi todos pasan por la fragua para comer, merendar o cenar. Aunque sobre todo las reuniones en la vieja fragua se intensifican durante el verano, tampoco faltan en invierno. En la época más dura del año sobre todo son las más jóvenes quienes aprovechan los fines de semana para reunirse en la fragua a comer las chuletas como una excusa más para pasar el rato con el resto de vecinos de Aldealcorvo, siempre dispuestos a la reunión, la charla y las partidas de cartas.




Las hoces del río San Juan, un rincón para visitar en Aldealcorvo


Isabel Jimeno.




Una calle de la localidad de Aldealcorvo, con la iglesia al fondo. /y.J.
Tras las casas del pueblo, otro lugar para la distracción. El río San Juan surca las tierras de Aldealcorvo dibujando un bonito paisaje. Aunque algo menos espectaculares que las vecinas del Duratón, con menos pendiente y sinuosidad, el cauce también cuenta con un paisaje de hoces que invita a dar largos paseos y disfrutar de la rica flora y fauna que allí habitan.

Y entre la belleza de las hoces del río San Juan se cuela un punto con especial atracción. Se trata del conocido como ‘El Piconzo’, la gran roca que preside la corriente fluvial. Todo un emblema de Aldealcorvo que incluso los vecinos han tomado para dar nombre a otra de las referencias del pueblo: el teleclub.

El cordel de Riaza a Turégano, que antaño se utilizó para el paso de ganado, también se convierte en otro itinerario para recorrer el municipio.

En esa visita por los rincones con encanto de Aldealcorvo tampoco puede faltar un paseo hacia las cuevas. Más allá de la carretera que continuamente contempla el incesante y veloz trasiego de vehículos, hay que hacer un hueco para ver las cuevas que abundan en la localidad. Peñarrubia, Peña Galera y Pared Redonda son algunas de las cavidades que se pueden ver en Aldealcorvo y que incluso cuentan con indicios de haber sido habitadas hace años.