Es la nostalgia parte
del vaivén incesante, colectivo
inconsciente que late
como anhelo afectivo,
filogénesis de los seres vivos.
El Otero es lugar
central del escenario de la historia,
espacio a jalonar
el silencio de vida intrahistoria,
paisaje y memoria.
En el latir del día
y al ahondar en ese más allá,
la vista descendía
en gesto emocional
ante el misterio insondable y fatal.
Meditar entre muros
de siglos de aguante y dopamina
que al cerebro más duro
le ablanda y le anima
y es neurotransmisor y vitamina
del vaivén incesante, colectivo
inconsciente que late
como anhelo afectivo,
filogénesis de los seres vivos.
El Otero es lugar
central del escenario de la historia,
espacio a jalonar
el silencio de vida intrahistoria,
paisaje y memoria.
En el latir del día
y al ahondar en ese más allá,
la vista descendía
en gesto emocional
ante el misterio insondable y fatal.
Meditar entre muros
de siglos de aguante y dopamina
que al cerebro más duro
le ablanda y le anima
y es neurotransmisor y vitamina